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Nieto 119: “Recién hoy comienza nuestra vida”

«Estas cosas pasan porque hay un pueblo que en paz va recorriendo este camino», expresó Estela de Carlotto, presidenta de la asociación Abuelas de Plaza de Mayo, que confirmó que el joven ya conoció a su madre, Sara, cuyo apellido decidieron mantener en reserva.

“Cuando te encontrás con tu mamá, ves la película de tu vida en blanco y negro”, dijo Mario Bravo, nieto 119, en la conferencia de prensa en que Abuelas de Plaza de Mayo anunció la recuperación de su identidad. «Estas cosas pasan porque hay un pueblo que en paz va recorriendo este camino», expresó Estela de Carlotto.

«Estas cosas pasan porque hay un pueblo que en paz va recorriendo este camino», expresó Estela de Carlotto.

Sara trabajaba en un hotel de la capital tucumana, donde vivía junto a sus dos hijas, de tres y un año. En julio de 1975, al regresar del trabajo por la madrugada, fue secuestrada en la puerta de su casa. La llevaron a una comisaría, luego a la Jefatura de la Policía provincial y posteriormente a la cárcel de Villa Urquiza, en donde permaneció en calidad de detenida-desaparecida y dio a luz entre mayo y junio de 1976. El bebé se lo llevó un enfermero y Sara jamás lo volvió a ver. Sólo pudo escuchar su llanto.

«Mi mamá me dijo que me hablaba mucho en su panza. Uno siente un cosquilleo particular porque también es padre. Recién hoy comienza nuestra vida”, contó Mario tras el encuentro con su madre 38 años después de que el aparato represivo le arrebató la maternidad. «Esto es muy emocionante, se conjugan un montón de sentimientos. Yo le dije que hizo muchísimo, me hizo nacer», agregó.

«Lo que pasó es muy malo, muy feo, pero ya pasó, y tengo la alegría de tener a mi madre viva. Hay que ser positivos y mirar para adelante”, dijo el santafesino, que llegó a Buenos Aires desde su pueblo Las Rosas, e invitó a animarse a iniciar la búsqueda de quienes dudan de su identidad. «Siempre hubo inquietudes propias a las que se sumaron las de la familia y esposa”.

En la conferencia de prensa estuvieron presentes el ex juez español Baltasar Garzón, el diputado y nieto recuperado Horacio Pietragalla y el secretario de Derechos Humanos, Martín Fresneda, entre otros. “Es una muy buena noticia que demuestra que hay que tener fe en nosotros mismos y en el otro. Esto no fue magia, hay un pueblo que sigue luchando en paz y sin violencia por su identidad. Esta noticia recorre el mundo», dijo Carlotto.

“No daremos ni un paso atrás. Rescato la labor del Conadi, y aunque la verdad sea dolorosa, demostramos elegir la vida, que es maravillosa. Quiero felicitar al pueblo argentino por este nuevo logro que comunicamos desde esta sede emblemática de lucha por los derechos humanos”, dijo Fresneda.

“No daremos ni un paso atrás. Rescato la labor del Conadi, y aunque la verdad sea dolorosa, demostramos elegir la vida, que es maravillosa. Quiero felicitar al pueblo argentino por este nuevo logro que comunicamos desde esta sede emblemática de lucha por los derechos humanos”, dijo Fresneda.

La identidad y una madre esperando

Si bien todas tienen el genocidio como punto de partida, las historias de los nietos recuperados son únicas, como lo son las identidades. El caso de Mario Bravo es más singular aún, pero tiene similitud con el de otros cinco hijos que recuperaron su identidad robada por el terrorismo de Estado y se reencontraron con sus padres biológicos. A todos los acompañó Abuelas de Plaza de Mayo.

Como el nieto 119, Tamara Arze, la nieta 6, se reencontró en 1983 con su mamá, Rosa Mary Riveros, siete años después de que la mujer fuera secuestrada y sobreviviera. Los hermanos Felipe y María Eugenia Gatica Caracoche fueron apropiados en La Plata y tardaron siete y ocho años en volver a encontrarse con sus papás, los sobrevivientes Ana María Caracoche y Juan Oscar Gatica.

Simón Antonio Gatti Méndez, nieto 72, se reencontró en 2002, después de 26 años de búsqueda, con su mamá Sara Méndez. Las dictaduras argentina y uruguaya los habían separado en julio de 1976. María de las Mercedes Moreno tuvo a su hija en cautiverio en Córdoba, pero sobrevivió al centro clandestino y en 2012 logró que la Justicia convocara a la joven, que accedió a realizarse el examen ADN.