A un día de cumplirse los 41 años del último golpe cívico-militar de nuestro país, bajo la consigna “Son 30.000”, la Mesa por los Derechos Humanos de la ciudad de La Plata, que nuclea diversas organizaciones sociales, políticas y derechos humanos, concentró ayer en la Plaza San Martín para posteriormente marchar a la Plazoleta de Los Lápices.
En un contexto en el que desde el Gobierno nacional amenazaron con mover el feriado del 24 de marzo y que en su discurso, al igual que en el de sus aliados, se relativiza el número de desaparecidos y la lucha por los derechos humanos, el lema en esta oportunidad buscó reivindicar esa cifra y la militancia de los desaparecidos.
En Plaza San Martín se restauró el monolito en homenaje a Rodolfo Walsh a cuarenta años de su desaparición y se homenajeó, junto con familiares y compañeros de militancia, a Adelina Dematti de Alaye, referente de Madres de Plaza de Mayo de La Plata que falleció en mayo pasado.
Posteriormente se marchó hacia la plazoleta que recuerda a los desaparecidos en la denominada Noche de los Lápices y se leyó un documento consensuado por las diferentes organizaciones en el que se exigió la continuidad del proceso de memoria, verdad y justicia llevado a cabo en los últimos doce años y se denunciaron los retrocesos en materia de derechos humanos por parte del macrismo.
Estela de Carlotto, referente de Abuelas de Plaza de Mayo, en diálogo con Contexto se mostró entusiasmada con la habitual marcha del día de hoy en Capital Federal, la cual espera que sea multitudinaria. “Hay mucha gente que antes no venía y que ahora siente la necesidad de expresar su dolor, su angustia, sus carencias y reclamar. Pacíficamente, felizmente; porque violencia no queremos”, explicó Carlotto, y agregó que lo que se quiere es “el derecho a caminar en nuestras calles pidiendo lo que se nos niega, que es ser dignamente argentinos y vivir con dignidad por supuesto. Nuestros hijos querían justicia social, por eso estamos luchando”
En esa línea, el juez Carlos Rozanski, ex presidente del Tribunal Oral Federal N°1 de La Plata que condenó a prisión perpetua al represor Miguel Etchecolatz y al cura Christian von Wernich, en dialogó con Contexto consideró que en este marco es «elemental» este tipo de marchas, «porque no puede haber peor consecuencia que la de no estar movilizado en el tema de derechos humanos», y agregó que «si no hay movilización el poder hace lo que hizo siempre: ignora y sigue haciendo negocios».
En materia judicial, teniendo en cuenta el aumento considerable de las prisiones domiciliarias a los genocidas condenados, Rozanski señaló que “hay un retroceso importante porque se ve con más lentitud todo el proceso (judicial) y creo que tiene una relación directa con el Gobierno, con la gestión, con el recorte en los gastos en materia de derechos humanos”. El magistrado consideró que “hay una identificación entre el retroceso que se está viviendo y la gestión que se está llevando adelante”.
Estela Díaz, referente de la CTA y de Comité por la Libertad de Milagro Sala, también participó de la marcha y comentó a este medio que la ciudad de La Plata “es muy emblemática en materia de derechos humanos”. Para ella, memoria, verdad y justicia “significó recordar, denunciar, pedir condenas por el terrorismo de Estado, pero enlazando eso con una perspectiva de derechos humanos”.
“Hay más democracia cuando hay más derecho. Hoy tenemos una democracia herida. Por eso cobra mucho más sentido estar presente”, continuó Díaz, y recordó a Milagro Sala y a los militantes de la Tupac Amaru, los presos políticos del macrismo. «Los presos todavía siguen con un Estado policial criminalizador en la provincia de Jujuy que avanza sobre los luchadores populares», denunció.