Por Héctor Bernardo
Todo indica que agosto de 2016 quedará en la historia negra del continente como el mes en que se concretó el golpe parlamentario contra la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff. Septiembre no parece traer mejores noticias. En Venezuela, la derecha anunció la realización de una marcha el 1º de ese mes que pretende ser la excusa para intentar derrocar al Gobierno de Nicolás Maduro. En Bolivia, el conflicto con sectores mineros llevó al asesinato del uno de los viceministros de Evo Morales, y en Ecuador Rafael Correa tuvo un duro enfrentamiento con la cúpula militar de su país.
Tristeza nao tem fin
“Seré juzgada por un crimen que no cometí”, aseguró la presidenta Rousseff en su alegato ante los senadores: “Estamos a pasos de cometer un verdadero golpe de Estado”.
Al referirse al rol de los medios, el parlamento y el Poder Judicial, Rousseff afirmó: “Como en el pasado con las armas, hoy con la retórica jurídica, atentan contra la democracia y el Estado de derecho”.
Por su parte, el líder del Partido de los Trabajadores (PT), Luis Inacio “Lula” Da Silva, afirmó en una carta abierta: “La misma fuerza que intenta arbitrariamente derribar a la Presidenta Dilma e implantar su agenda antipopular, también quieren criminalizar los movimientos sociales y, principalmente, uno de los mayores partidos de izquierda democrática de América Latina, el PT”.
Reeditar el golpe de 2002
En Venezuela, la derecha prepara una gran manifestación para el 1º de septiembre. Los discursos de los opositores generaron un clima de violencia que hizo a muchos recordar el clima previo al fallido golpe de Estado de abril de 2002.
El presidente Nicolás Maduro, en relación con lo que ocurre en la región, aseguró: “Es una arremetida imperialista contra todos, una arremetida continental de las oligarquías y la derecha proimperial contra todos los líderes, Gobiernos y movimientos progresistas y populares de izquierda revolucionaria”.
Luego, el mandatario se preguntó: “¿Quién puede estar detrás de todo esto?, ¿quién está moviendo los hilos macabros del nuevo Plan Cóndor para desaparecer las fuerzas progresistas?”.
En la misma línea, el presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Evo Morales, señaló a través de su cuenta de Twitter: “Antes los golpes de Estado eran ejecutados por militares proimperiales. Hoy, los golpes son congresales, judiciales o mediáticos”.
Luego le envió un mensaje a la mandataria brasileña en el que señaló: “Hermana Dilma, su lucha es la misma que libran nuestros pueblos en América Latina y el mundo contra el poder económico de unos pocos”.
Sur y después
La ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner también se solidarizó con Rousseff. Viene denunciando la participación del poder económico concentrado en los procesos de desestabilización en la región.
Recientemente, durante un discurso en un acto en la intendencia de Ensenada, cuando desde el público comenzaron algunos insultos hacia el presidente Mauricio Macri, la ex mandataria pidió que se detuvieran: “Si uno se centraliza en quien circunstancialmente el gran poder puso ahí, se equívoca. Miren un poco detrás del sillón y van a ver a quienes lo pusieron, van a ver a los grandes medios de comunicación y fundamentalmente a los sectores financieros internacionales”.
En otro de sus discursos a principio de año, Cristina Fernández aseguró: “Esto es una matriz. Una matriz política, mediática y judicial que ha sido diseñada no en estas latitudes. Esto obedece a un diseño desarrollado en otras latitudes, como le decía ayer a los compañeros del arte, nadie puede pensar que quienes no pueden articular oraciones o confunden los gerundios, los adverbios, los verbos, los tiempos, el sujeto y predicado, pueden pensar o diseñar una estrategia de esta naturaleza. No es una visión conspirativa de la historia, pero si uno ve lo que sucedió en el plebiscito del compañero Evo Morales en Bolivia, todo lo que se desarrolló como campaña previa a la votación del hermano pueblo de Bolivia, y ve características similares”.
La ex presidenta agregó: “Este diseño regional, esta envestida contra los Gobiernos nacionales y populares, ya no tiene alzamientos militares, como hubo otrora. Ahora los alzamientos son o de carácter judicial y mediático, o una combinación de alzamiento mediático y judicial que, por supuesto, como tiene que ser, es motorizado por ciertos sectores de la dirigencia política de un país. Es un modus operandi de estos tiempos para la región”.
Argentina ya cayó en manos de la derecha neoliberal, Brasil parece tener las horas contadas, Venezuela, Bolivia, Ecuador, El Salvador y Nicaragua resisten los ataques de la derecha. El tiempo dirá si el poder económico, el imperio, logra darles a ellos también un golpe mortal o si se transforman en la piedra fundamental desde donde resurjan los procesos populares para toda América Latina.