Por Héctor Bernardo
Recientemente salió a la luz un documento del Comando Sur de Estados Unidos titulado “Venezuela Freedom 2 – Operation”, en el que se plantean doce pasos para desestabilizar y generar un final abrupto del gobierno del presidente Nicolás Maduro.
El informe, que fue replicado en varios medios, está firmado por el almirante y actual jefe del Comando Sur, Kurt Tidd. En el texto se plantea generar, mediante acciones de violencia, condiciones para conseguir remplazar al gobierno de Maduro por un gobierno de transición, una coalición conformada por dirigentes de la oposición, líderes sindicales y las infaltables ONG.
El texto, que fue hecho público por la organización venezolana Misión Verdad, plantea doce pasos que darían las fuerzas especiales, junto a la oposición nucleada en la Mesa de Unidad Democrática (MUD), para derrocar a Maduro.
Cabe recordar que el programa estratégico del Pentágono divide el planisferio en diez partes, y por cada una Estados Unidos tiene un comando militar para controlar dicha área. Dentro de esa estrategia, al Comando Sur le está asignado el control de América Latina y el Caribe.
El documento firmado por Kelly habla de “inestabilidad económica, social y política significativa debido a la rampante violencia, la delincuencia y la pobreza, la inflación galopante, la grave escasez de alimentos, medicinas y electricidad”.
También hace referencia a la caída internacional del precio del petróleo que, asegura, obligará al Gobierno de Maduro a suspender planes sociales.
El periodista y analista político Carlos Aznarez opinó que “este documento que se filtró ahora es, aparentemente, la segunda parte de uno similar que lanzó el anterior jefe del Comando Sur, John Kelly». Y apuntó: «En este documento queda claro que parte de lo que allí se dice ya se está ejecutando desde hace un tiempo en la estrategia de acoso y derrocamiento del gobierno de Nicolás Maduro. Si uno ve los cinco puntos fundamentales, allí aparece el empleo de una estrategia que pueda justificar el desarrollo de una política hostil por parte de la oposición, el aislamiento internacional, la descalificación como sistema democrático del gobierno venezolano y la generación de un clima propicio para la aplicación de la Carta Democrática de la OEA. Todo eso ya está en marcha y todo tiende, por lo menos en el documento, a que la salida va a ser de características violentas”.
Aznarez remarcó que “el tema de la violencia está puesto por encima de cualquier otra posibilidad de salida. Si bien la oposición está planteando la posibilidad del referendo revocatorio y, además, impulsar la aplicación de la Carta Democrática de la OEA, lo que no va a poder hacer porque no están dadas las condiciones, ya se están generando en estos días ‘guarimbas’ como las que se produjeron hace dos años y que provocaron 43 muertos. Por eso es muy importante tener en cuenta lo que plantea el presidente Nicolás Maduro, la necesidad de la unidad del pueblo venezolano y la movilización permanente, para dejarle claro a la oposición que el pueblo no está dispuesto a ceder”.
“En el documento del Comando Sur se habla de un gobierno de transición conformado por dirigentes de la oposición, algunos dirigentes sindicales y las famosas ONG, que siempre pululan por estos lugares. Están preparando una salida con la misma idea del 2002, cuando hicieron el golpe de Estado contra Chávez”, concluyó el analista.
En el texto, el jefe del Comando Sur aseguró que “la derrota en las elecciones y la descomposición interna del régimen populista y antinorteamericano recoge el impacto exitoso de nuestras políticas impulsadas con fuerzas aliadas en la región en la fase 1 de esta operación”.
Entre los puntos de esa primera fase estarían: “Poner en evidencia el carácter ‘autoritario’ del gobierno de Maduro, generar aislamiento internacional y descalificación como sistema democrático, generar un clima propicio para la aplicación de la Carta Democrática de la OEA, colocar en la agenda la premisa de la crisis humanitaria que permita una intervención con apoyo de organismos multilaterales, incluyendo la ONU”.
El almirante Kelly asegura: “nuestra intervención oportuna ha permitido delinear un camino para una salida rápida del régimen. Si bien se está enarbolando el camino pacífico, legal y electoral, ha crecido la convicción de que es necesario presionar con movilizaciones de calle, buscando fijar y paralizar a importantes contingentes militares que tendrán que ser dedicados a mantener el orden interno y seguridad del gobierno, situación que se hará insostenible en la medida en que se desaten múltiples conflictos y presiones de todo tipo. Inscrita en esa perspectiva, planteo examinar un conjunto de recomendaciones para la segunda fase de la Operacion Venezuela Freedom-2”.
Como desarrollo de la fase 2, el texto propone “un conjunto de recomendaciones que permita una planeación efectiva de nuestra intervención en Venezuela”. Esas recomendaciones serían:
1- Generar un escenario abrupto que puede combinar acciones callejeras y el empleo dosificado de la violencia armada.
2- Bajo un enfoque de «cerco y asfixia», utilizar la Asamblea Nacional como tenaza para obstruir la gobernanza: convocar eventos y movilizaciones, interpelar a los gobernantes, negar créditos, derogar leyes.
3- En el plano político interno, insistir en el gobierno de transición y las medidas a tomar después de la caída del régimen, incluyendo la conformación de un gabinete de emergencia, donde puedan incluirse sectores empresariales, jerarquía eclesial, sindicatos, ONG, Universidades.
4- Para arribar a esta fase terminal, se contempla impulsar un plan de acción de corto plazo (seis meses con un cierre de la 2 fase hacia julio-agosto de 2016), aplicar las tenazas para asfixiar y paralizar, impidiendo que las fuerzas chavistas se puedan recomponer y reagruparse.
5- Mantener la campaña ofensiva en el terreno propagandístico, fomentando un clima de desconfianza, incitando temores, haciendo ingobernable la situación.
6- Darle particular importancia a la explotación de los temas como la escasez de agua, de alimentos y de electricidad.
7- Posicionar la matriz de que Venezuela entra en una etapa de crisis humanitaria por falta de alimentos, agua y medicamentos. Hay que continuar con el manejo del escenario donde Venezuela está «cerca del colapso y de implosionar» demandando de la comunidad internacional una intervención humanitaria para mantener la paz y salvar vidas.
8- Insistir en la aplicación de la Carta Democrática, tal como se ha convenido con Luis Almagro Lemes, secretario general de la OEA y los ex presidentes, encabezado por el ex secretario de la OEA, César Gaviria Trujillo […] Aquí se hace relevante la coordinación entre organismos de la Comunidad de Inteligencia (IC) y otras agencias como las organizaciones no gubernamentales (ONG), corporaciones privadas de comunicación como la SIP y diversos medios privados (TV, Prensa, Redes, circuitos radiales).
9- No se puede dejar a un lado el esfuerzo que hemos venido haciendo para vincular al gobierno de Maduro en la corrupción y el lavado de dinero […] En estas coordenadas, hay que desarrollar campañas mediáticas con los testigos protegidos que colaboran con la aplicación del decreto del 9 de marzo de 2015.
10- En otro ámbito, tenemos que prestarle atención a la cuestión militar. Si bien hasta ahora ha resultado exitosa la campaña que hemos impulsado para disuadir y ganar adeptos en sectores institucionalistas […] Por eso, hay que sostener el trabajo de debilitar ese liderazgo y anular su capacidad de mando.
11- Lectura similar es necesario hacer en relación al empleo que va a hacer el gobierno de las llamadas milicias y colectivos armados. La presencia de este personal combatiente y fanatizado en las ciudades priorizadas en el plan se convierte en obstáculos para las movilizaciones de calle de fuerzas aliadas y grupos opositores, siendo también un impedimento para el control efectivo de instalaciones estratégicas. De allí la demanda de su neutralización operativa en esta fase decisiva.
12- Los entrenamientos y aprestos operacionales de los últimos meses, con la Fuerza de Tarea Conjunto Bravo en la base de Palmerola, en Comayagua, Honduras, la Fuerza de Tarea Conjunta Interagencial Sur – Jiatfs, permite colocar tales componentes en condiciones de actuar rápidamente en un arco geoestratégico apoyado en las bases militares de «control y monitoreo» en las islas antillanas de Aruba (Reina Beatriz) y Curazao (Hato Rey); en Arauca, Larandia, Tres Esquinas, Puerto Leguízamo, Florencia y Leticia en Colombia; todo ello como Lugar de Operaciones de Avanzada (FOL, con proyecciones sobre la región central de Venezuela, donde se concentra el poderío político-militar). En este aspecto debemos mantener la vigilancia electrónica sobre esta zona de influencia, sobre todo en la fachada atlántica, manteniendo las incursiones de los RC-135 COMBAT equipados con sistemas electrónicos que han permitido recientemente recolectar inteligencia, interceptar y bloquear comunicaciones, tanto del gobierno como de contingentes militares (Ver informe confidencial respectivo). También se debe poner OK el Primer Batallón 228 del Regimiento del Aire con sus 18 aviones y los helicópteros UH-60 Blackhawk y CH-47, aproximándolos al terreno, preferiblemente las instalaciones de Hato Rey en Curazao. Ya hemos establecido las directivas y órdenes vinculantes.