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Otra muerte por COVID-19 de una militante barrial puso el foco sobre la desidia del PRO en CABA

Con una gran similitud a la situación que derivó en la trágica muerte de la militante barrial de Villa 31, Ramona Medina, un nuevo fallecimiento por COVID-19 en una de las zonas más vulnerables de Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) volvió a poner la lupa sobre la falta de atención del Estado local en los barrios populares.

El caso de Carmen Canaviri trascendió durante las primeras horas de ayer y volvió a encender la alarma por el avance del COVID-19 en los barrios más carenciados de CABA. Canaviri, de 56 años, era coordinadora del comedor Lucecitas del Sur, con base territorial en la Villa 1.11.14, la zona que posee la mayor cantidad de contagiados después de Retiro y la mayor cantidad de víctimas fatales por el virus. La de la militante barrial significó la muerte número catorce en la zona.

«La situación es muy difícil, muy dura. Carmen era una compañera muy solidaria que llevaba adelante el merendero como una lucha más de los sectores populares. Ella, como otras militantes, le estaba poniendo el cuerpo, mente y alma a la cuarentena, con una desventaja, que es el enorme déficit sanitario y alimentario que se vive en estos barrios», dijo a Contexto Walter Córdoba, referente de Barrios de Pie, corriente que articulaba el trabajo del comedor donde militaba Canaviri.

«Esto es la muestra cabal del hacinamiento, de la vulnerabilidad de servicios y derechos básicos que faltan. Lo que estamos discutiendo acá es que esta pandemia en definitiva está desnudando situaciones preexistentes y ahora por demás dolorosas, porque profundizan más las desigualdades», agregó Córdoba.

Cabe destacar que en la Villa 31, lugar donde falleció Ramona Medina tras contagiarse de COVID-19 y pasar más de una semana sin agua potable, también tuvo lugar la muerte de Agustín Navarro, otro militante de Barrios de Pie, fallecido a causa de la pandemia el pasado 25 de mayo.

Las miradas se centran ahora en la gestión de Horacio Rodríguez Larreta, que en las últimas semanas barajó la posibilidad de avanzar con diversas aperturas de actividades en CABA. La intención de «reactivar la producción» en CABA va en sintonía con posturas marcadas en varios sectores de Juntos por el Cambio, que ahora son incluso «anticuarentena».

Las diferentes reacciones y críticas por parte del gobierno, en especial de parte de intendentes del Gran Buenos Aires, lograron poner un freno a las intenciones de flexibilización por parte de la gestión PRO de CABA. No obstante, los reclamos siguen vigente desde las villas y barrios populares de CABA que en la actualidad concentran más de la mitad de los casos de contagios en toda la ciudad.

«Estas cosas nos golpean mucho. Perdimos a Carmen y a Agustín, a otros compañeros también. Nosotros ya venimos desde antes de la pandemia proponiendo muchas cosas al Gobierno de la Ciudad para resolver la situación de los barrios. La relación es tirante porque vemos que el Estado siempre llega tarde, siempre está atrás de la pelota, y no resuelve cosas mínimas como la asistencia a comedores. Esto se ve claro en las ollas populares que los mismos vecinos están armando en toda la capital», agregó el referente de Barrios de Pie.