Durante la inauguración de la 49° edición de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, el Secretario de Cultura de la Nación, Leonardo Cifelli, se vio envuelto en una polémica que reflejó la profunda crisis que atraviesa el sector editorial argentino. Lo que quizá imaginó el funcionario desde sus burbuja como una jornada festiva, terminó en un escenario de fuertes abucheos por parte del público, que expresó su descontento con las políticas del gobierno de Javier Milei y que han puesto en riesgo la continuidad de muchas editoriales y librerías en el país.
El discurso inaugural de Cifelli intentó marcar un tono conciliador, asegurando que la Feria del Libro dejaría atrás su «tono politizado y confrontativo». Sin embargo, sus menciones al presidente Milei y su agenda económica, sumadas a los recortes presupuestarios en el sector cultural, desataron una fuerte desaprobación del público presente. Silbidos y gritos de «¡Mentiroso!» interrumpieron su intervención, visibilizando la tensión que reina entre el oficialismo y amplios sectores de la cultura.
La situación llegó a su punto más álgido cuando Cifelli defendió las políticas de ajuste del gobierno, especialmente aquellas relacionadas con la eliminación de subsidios y la reducción de fondos destinados a programas culturales. En particular, su decisión de no montar un stand oficial en la Feria en 2024, bajo la excusa de ahorrar gastos, fue duramente criticada por quienes consideran que estas acciones afectan directamente a la industria editorial y a los trabajadores del sector. La decisión de su cartera de recortar el apoyo a las bibliotecas populares también fue un tema sensible para el público, quienes vieron en ello un indicio más de un desmantelamiento progresivo de los sectores culturales más vulnerables.
Con una formación en Administración de Empresas y una carrera previa en el sector privado, especialmente en proyectos de entretenimiento y gestión cultural, su nombramiento en 2024 fue visto como una sorpresa por muchos, ya que no tiene una trayectoria destacada en el ámbito cultural.
El panorama del sector editorial argentino es, por decir lo menos, sombrío. La crisis económica que atraviesa el país ha afectado profundamente la producción y distribución de libros, sumando otro obstáculo a una industria que ya venía lidiando con el aumento constante de los costos. Desde 2023, las ventas de libros en Argentina cayeron entre un 30% y un 40%, y las proyecciones para 2025 no muestran signos claros de recuperación. Más del 70% de las librerías y editoriales reportaron descensos en sus ingresos, lo que ha provocado una desaceleración en la producción y distribución de títulos.
El incremento de los costos, especialmente en lo que respecta al precio del papel, ha sido otro factor crítico. El costo de este insumo básico para la industria ha subido un 55% desde diciembre de 2023, lo que representa aproximadamente el 55% de los costos de producción de un libro. Este aumento ha obligado a muchas editoriales a ajustar sus estrategias, reduciendo las tiradas de libros e incrementando los precios, lo que, a su vez, ha afectado la accesibilidad de los títulos para el público general.
Las editoriales independientes, que ya enfrentaban dificultades para mantenerse a flote, han sido las más afectadas por esta crisis. La caída en la producción de libros ha sido notoria, con una disminución del 24% en las tiradas de libros en 2023 en comparación con el año anterior. Además, la competencia de libros importados a bajo costo ha intensificado la presión sobre las editoriales locales, que luchan por mantener sus márgenes de ganancia frente a un mercado cada vez más limitado.