«El FMI no solo no estuvo acertado en los pronósticos sobre las principales variables macroeconómicas, sino que además mantuvo un análisis desacertado en todo momento sobre los principales problemas que enfrenta el país. Los desbalances externos son el principal problema de la Argentina y, promoviendo el endeudamiento desmedido para la fuga, el Organismo no hizo más que agudizarlos», indica el último informe del Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad de Avellaneda.
El documento analiza los sucesivos incumplimientos de los términos acordados entre Argentina y el Fondo Monetario Internacional y detalla los yerros en cada proyección que el organismo hizo para el país.
ocho de cada diez dólares que desembolsó el FMI se perdieron por vía de fuga o de desarme de inversiones de cartera (capitales golondrina).
Según los economistas de la Undav, ocho de cada diez dólares que desembolsó el Fondo se perdieron por vía de Formación de Activos Externos (fuga) o desarme de inversiones de cartera (capitales golondrina). Sumando los dos indicadores, el monto alcanza a los 36.640 millones, mientras que los desembolsos del FMI fueron 44.867 millones hasta la fecha.
Como ya se dijo en este medio, el regreso de los controles al mercado cambiario no incluyeron un control al libre movimiento de capitales especulativos. Un decreto de Néstor Kirchner del año 2005 establecía un plazo mínimo de permanencia (un año) para los capitales «golondrina» y un encaje del 30% (porción del capital inmovilizado). Los encajes fueron eliminados y los plazos se relajaron paulatinamente hasta ser eliminados completamente a principios de 2017 bajo la gestión de Nicolás Dujovne.
Un informe del Observatorio de Coyuntura Internacional y Política Exterior (OCIPEx) detalla que, antes de la imposición del nuevo cepo, el 95,3% de los dólares que ingresaron al país para inversiones financieras (mientras duró la fiebre de la bicicleta) ya salieron del país.
«A julio de 2019, un total de 37.126 millones de dólares ‘golondrina’ entraron al mercado local de letras y títulos de deuda. De ese monto, nada menos que 35.389 millones (el 95,3 por ciento) ya se fueron del país. En lo que va del año, de cada 1.000 millones de dólares financieros que arribaron, se fugaron más de 1.400 millones», sostiene el OCIPEx.
«El 17 de diciembre de 2015, a través de la Resolución General 3819/2015 de AFIP, el gobierno aumentó el límite de compra mensual de 2.000 dólares a 2 millones para las personas físicas y definió que todo nuevo ingreso de dólares del exterior tendría derecho a la libre salida por igual monto. Asimismo, el Ministerio de Hacienda y Finanzas, dirigido en ese entonces por Alfonso Prat Gay, eliminó el encaje del 30% por un año cuando se ingresaran capitales del exterior y redujo el requisito de permanencia de dichos fondos de 365 a 120 días», recuerda el informe.
«En lo que va del año, de cada 1.000 millones de dólares financieros que arribaron, se fugaron más de 1.400 millones»
«El punto de inflexión se produjo cuando Dujovne removió por completo el plazo de permanencia mínimo para este tipo de capitales. Esto último, sumado a una tasa de interés récord, acabó por configurar un teatro de operaciones financieras de corto plazo prácticamente sin parangón a nivel mundial», agrega.
Desde el OCIPEx destacaron que la naturaleza de los capitales especulativos es «procíclica: vienen en las bonanzas y huyen en las crisis». En ese marco, las alternativas que tienen los Estados es «administrar bien los ingresos de capital en tiempos de alta liquidez internacional: emplear herramientas fiscales y regulatorias para favorecer la inversión directa o en acciones por sobre la compra de títulos de corto plazo; establecer controles de capital por adelantado para frenar los flujos de salida en un contexto de volatilidad; y hasta fijar políticas para canalizar fondos extranjeros a inversiones productivas».