Por R.G.M.
«Y hoy entré en un estado de suspensión / Abandonando lo que nunca fue mío». Es cierto que a algunas cosas -con la amplitud que infiere el término «cosas»- pueden quedar suspendidas en el tiempo. Pero la obra propia jamás se abandona del todo. Solo se deja por un rato. Inclusive cuando las sendas creativas se expanden por otros horizontes, hay algo de la huella que se vuelve presente. O sencillamente Víctor Amoresano, Nahuel Acosta y Francisco Cadierno tuvieron ganas de volver a tocar las canciones de El Ataque de los Barriletes, la banda que editó dos discos entre 2013 y 2018 y que este sábado a las 21 se presentará en Calle Uno (1 e/ 36 y 37) junto a Los Valses y Lisa Abraham. En cinco nos vemos, con El Ataque de los Barriletes.
1) ¿Qué sensaciones genera esta suerte de regreso o de burbuja en el tiempo?
Un poco es el reencuentro con el volumen fuerte, el bajo con púa, la batería, y esa idea de intentar un power trío sin guitarras. Creo que más que una burbuja en el tiempo, es la certeza de que se puede volver de vez en cuando -cuando tenemos ganas- a tocar canciones del pasado, sin que eso signifique nada más que tocar y ensayar. Tocar para nosotros y nuestros amigos. Tocar porque -si bien son lejanas- varias de estas canciones nos gustan y representan los que somos ahora. Y lo mejor, compartir la tocada con otros grandes: Los Valses y Lisa Abraham. Y comer empanadas y tomar birra.
2) Mirando hacia atrás ¿qué encontrás en los discos realizados?
La reunión surge un poco de volver a escuchar esos discos. Si bien el último no salió hace tanto (marzo del 2018), para nosotros y supongo la humanidad toda pasó mucho tiempo. En ese último disco (Los veranos) aparecieron algunas cositas que me gustan mucho hasta el día de hoy, y no hubo mucho tiempo para disfrutar de tocarlas. Escuchando esas canciones aparecieron varias cosas. Es un disco que no escuchó absolutamente nade, pero en un punto grabamos para nosotros mismos. Está buenísimo que pasen los años y reencontrarse con lo que uno escribió para terminar de comprenderlo o entender a la distancia lo que uno estaba pasando. Nos hubiera gustado que tuviera un poco más de difusión o vuelo, pero igual está bien. Siempre queda un vínculo inexplicable con la propia obra, importantísimo para nosotros y -en el mejor de los casos- nuestros amigos.
3) ¿Hay planes a futuro o chances de grabar algo nuevo?
No. Este toque surge solamente de las ganas de reencontrarse con una serie de canciones que no tienen mucho sentido en otro formato, pero solo eso.
4) Contame sobre «Un verano», el videoclip realizado por Julián Olmedo.
Es sobre uno de los temas de nuestro último disco, se llama «Un verano» y estamos los tres intentando armar una carpa canadiense bajo la lluvia. Lo hicimos en diciembre del 2017 pensando que iba a estar lindo para mojarse, pero hizo 13 grados. El sufrimiento no está actuado. Lo filmamos en un patio de Villa Elisa. Hice hamburgesas a la parrilla con piñas secas. Después me dijeron que era medio tóxico.
5) Algo que quieras agregar y no preguntamos.
Hay tres discos en ese formato guitarra, bajo y batería para escuchar en bandcamp o spotify. El primero es del 2013 y el último del 2018. El último, Los veranos, es el más lindo, lejos.