“El país empieza a crecer, hemos recuperado los trabajos que se perdieron el primer año”, decía el presidente Mauricio Macri en el acto por el Día de la Bandera, mientras en Florida, en el municipio de Vicente López que comanda su primo Jorge Macri, la fábrica de snacks Pepsico anunciaba con un cartel en la puerta el cierre. La consecuencia: el despido de seiscientos trabajadores.
Ante los rumores de cierre, los últimos meses los trabajadores de Pepsico venían haciendo guardias para no abandonar la fábrica. El feriado “no hubo ningún compañero y decidieron cerrar las puertas. Decidieron sacar a los tercerizados (cocineros y limpieza) y ellos nos avisaron del cierre”, contó a Contexto Nicolás Gómez, delegado de la Junta Interna de la planta.
“Nos encontramos con la planta cerrada. No había nadie, solamente la gente de seguridad. Desde ese momento nos apostamos en las puertas de la fábrica y todavía seguimos”, dijo a Contexto Catalina Balaguer, delegada de planta de Pepsico.
“Nos encontramos con la planta cerrada. No había nadie, solamente la gente de seguridad. Desde ese momento nos apostamos en las puertas de la fábrica y todavía seguimos.”
Los trabajadores explican que la firma argumentó una baja en las ventas. Este cierre se da en medio de una política de vaciamiento que viene realizando Pepsico, desviando la producción a otra planta, con trabajo precario y una presión a activistas y trabajadores mediante retiros con “altas indemnizaciones con el fin de debilitar la organización de los trabajadores y la Comisión Interna democrática que logró conquistas en años de lucha”.
“La empresa hace un tiempo que venía con un plan que hace más de un año venimos denunciando en el Ministerio de Trabajo: nos está sacando las líneas de producción, llevándoselas a la otra planta paralela que armó en Mar del Plata”, explicó Balanguer, y agregó que “nadie se hizo cargo” de esta situación.
Al mismo tiempo, los trabajadores le exigían a la firma ver los números de la planta de Mar del Plata, que crecía en equipamiento y producción.
En el día de ayer, la comisión interna de trabajadores fue al Ministerio de Trabajo de Jorge Triaca a presentar la denuncia y se enteró de que la empresa había presentado un preventivo de crisis el viernes pasado, mismo día que les habían señalado a los trabajadores que la empresa no corría riesgo de cierre. “Sabemos que no hay crisis porque hay plata. Lo que hay es un intento de dejarnos en la calle”, sostuvo Balanguer.
Tras la denuncia y la repercusión mediática, la empresa, los trabajadores y autoridades de la cartera laboral tuvieron una audiencia, en la que Néstor Vallone, gerente de Pepsico, ratificó la decisión de la empresa: el cierre y los cesanteos.
«Ellos dicen que para seguir creyendo en Argentina y seguir invirtiendo tienen que hacer seiscientos despidos en la planta de Florida para invertir en Mar del Plata», explicaron los delegados tras la audiencia.
En un comunicado, la empresa alega el cierre de la fábrica de Florida “debido a los obstáculos inherentes a la ubicación de la planta en un área mayormente residencial, su compleja estructura de costos y extensos requerimientos logísticos”, al tiempo que señala una expansión productiva en Mar del Plata y un “trato cuidadoso a los empleado a través de una propuesta que mejora significativamente cualquier obligación legal”.
“Nos quieren arreglar con dinero. Ninguno queremos eso. Queremos que se vuelva a abrir la fábrica, pero la posición de la empresa es muy dura. Es un cierre totalmente inesperado porque el viernes pasado la comisión interna estuvo reunida con la empresa y le confirmó que no había ninguna posibilidad de que se cerrara”, comentó Balanguer.
Los trabajadores, ante esta situación, evalúan un paro del sector y una posible movilización, por lo que piden el apoyo del Sindicato de Trabajadores de la Industria Alimenticia (STIA) comandado por Rodolfo Daer, hermano de Héctor Daer, uno de los conductores de la CGT.
Los trabajadores evalúan un paro del sector y una posible movilización, por lo que piden el apoyo del Sindicato de Trabajadores de la Industria Alimenticia (STIA), comandado por Rodolfo daer, hermano de Héctor Daer, uno de los secretarios generales de la CGT.
“Lo que entendemos es que hoy somos cerca de seiscientas familias en la calle, pero la alimentación como rama está sufriendo un golpe profundo, producto de que las patronales están empezando a ajustar con despidos y suspensiones, dejando a muchos trabajadores y trabajadoras en la calle”, explicó Balanguer.
En ese sentido, Gómez destacó que la situación de Pepsico se da en el marco del cierre sistemático de fábricas en el país. “Vemos que este Gobierno está apoyando muchísimo a los empresarios. Está apoyando a que los ricos tomen la decisión de cerrar sus fábricas e irse sin importarles las seiscientas familias que están en la calle”, explicó el delegado, y agregó que “lo que está pasando con este Gobierno desde que asumió es que los trabajadores quedamos en la calle”.
“El intendente de Vicente López es el primo de Mauricio Macri. Hemos tenido mucha solidaridad de organizaciones políticas, sindicales, sociales, estudiantiles, pero desde la intendencia nadie”, relato Balanguer.