Mientras la red de trabajadores precarizados se mantiene en pie de lucha, comienzan a conocerse los diversos maltratos e intimidaciones que sufrieron en las últimas semanas las decenas de empleados y empleadas de espacios como el restaurante del Centro Cultural Islas Malvinas, la República de los Niños o el Centro Cultural Los Hornos.
En este caso, una trabajadora del área gastronómica de Pasaje Dardo Rocha –también incluido en las concesiones municipales a empresas privadas– dio a conocer el destrato sufrido por parte de sus empleadores al momento de iniciar la cuarentena. Luego de años de trabajar en negro para el empresario José Spinelli, Gladys Barboza quedó cesante de su puesto como cocinera en el histórico espacio de La Plata y, además, en el marco de una licencia médica por accidentes laborales.
«Gladys, me hacés reír. El Pasaje está cerrado totalmente y no se sabe hasta cuándo. No se puede abrir. No hay más trabajo y nadie cobra nada, ni vos ni nadie», fueron las palabras que Barboza recibió en comunicación con una de las responsables de su espacio laboral. Al día de la fecha, continúa sin cobrar su sueldo, cesante de su puesto de trabajo y, al igual que el conjunto de los trabajadores de los distintos espacios gastronómicos de la Comuna, sin ninguna respuesta oficial por parte de las autoridades locales.
«Yo me quedé sin trabajo y tengo problemas de salud, necesito operarme del brazo. Trabajé en negro durante años y cuando intenté reclamar mi sueldo se me cagaron de risa en la cara», dijo en diálogo con Contexto.
Barboza comenzó su tarea en el restaurante del Centro Cultural Islas Malvinas –hoy también en protesta por suspensiones irregulares– y luego continuó en el Pasaje Dardo Rocha. Durante su etapa en el Islas Malvinas, sufrió un preinfarto en 2016, episodio que le valió permanecer tres meses con carpeta médica. «Te vamos a tener que despedir, no podemos correr el riesgo de que trabajes así», fue la respuesta que obtuvo en ese momento, según explicó.
A fuerza de reclamos, logró ser trasladada al Pasaje Dardo Rocha. Allí sufrió un accidente, en el que se lesionó el hombro y, al no poder continuar con la rehabilitación necesaria, siguió con sus tareas aún con la lesión a cuestas. Las consecuencias del accidente perduraron hasta este año, cuando debió solicitar carpeta médica una vez más. En ese marco, la irrupción de la cuarentena significó el fin de las actividades para Gladys, por entonces única trabajadora de cocina en el espacio gastronómico de la institución platense.
«Cuando intenté reclamar que paguen mi sueldo, a mediados de abril, me respondieron que el Pasaje estaba cerrado y nadie iba a cobrar. Me dejaron sin respuesta y después me bloquearon de todas las vías de comunicación con encargados», dijo. El accionar de las autoridades coincide con la dinámica que sufrieron los empleados del buffet del Islas Malvinas. Detrás de esos manejos, según señalan, está la figura del empresario José Spinelli, a quien acusan de controlar el funcionamiento de la concesionaria mediante testaferros.
«En el caso del Pasaje Dardo Rocha, hubo un cambio de administración donde el dueño de la firma iba a ser un tal Luciano Porro. Pero por varias razones, comentarios y metidas de pata, sospeché que seguiría siendo Spinelli el mismo dueño», agregó la empleada despedida.