Por Roberto Álvarez Mur
El Plan Primer Empleo fue la carta que el macrismo decidió jugar como manotazo de ahogado ante el inminente impulso sobre una Ley Antidespidos. El proyecto oficialista que se anuncia como una iniciativa para alentar la incorporación de mano de obra joven a través de subsidios a empresas despertó la preocupación de los analistas económicos, que ven allí un camino directo al vaciamiento de los aportes patronales y la previsión social.
Un informe elaborado por el especialista de la Usina de Estudios Políticos Laborales y Sociales, Juan Manuel Ottaviano, junto al director del Centro de Economía Política Argentina, Hernán Letcher, desmenuza el eje neural de este proyecto que se encuentra en manos de Cambiemos desde hace rato.
“Es un proyecto que el PRO venía trabajando desde hacía cuatro años. En ese momento en el que Triaca era diputado, se presentó un proyecto con tan sólo dos artículos, donde se especificaba cómo se debían reducir las contribuciones. Un proyecto inaplicable, técnicamente desastroso”, dijo Ottaviano a Contexto.
«El único mecanismo que conoce la receta neoliberal es la reducción de las contribuciones patronales. Había alguna esperanza sobre esta nueva derecha de que se les ocurriera algo nuevo, pero esto ya se aplicó durante los noventa.»
“Esta iniciativa surge en un contexto donde el empleo venía manteniéndose estable, con altas y bajas, pero estable. A partir de diciembre surge la curva descendente estrepitosa. Todas las consultoras y estudios coinciden en lo mismo, aun a pesar del apagón estadístico del INDEC”, agregó.
Según detalla el Plan Primer Empleo, la reducción de las contribuciones patronales y para los empleadores son las que van dirigidas al sistema provisional para abonar todos los meses jubilaciones y pensiones. A grandes rasgos: la caja donde se financia la Seguridad Social y todo el sistema previsional argentino.
“La consecuencia en el empleo probablemente sea mínima; lo que sí produce es una reducción de la capacidad del Estado para abonar las jubilaciones”, dijo el representante de la UEPLAS, y agregó: “Están prometiendo todavía el 82% móvil y al mismo tiempo desfinancian las cajas de Seguridad Social. No hay manera de que cierre esa idea sin tomar deuda y pagando en deuda. Ya sabemos cómo termina esa historia”.
Ottaviano aseveró: “La receta neoliberal conoce una sola manera de generar empleo: la reducción de las contribuciones patronales. Había alguna esperanza sobre esta nueva derecha de que se les ocurriera algo nuevo, pero esto ya se aplicó durante los noventa. No hay innovación”.
Según planteó Ottaviano, los subsidios directos a las empresas que otorga Primer Empleo desde el Estado representan una transferencia de recursos estatales cuyas consecuencias son incalculables: “Todo proyecto de estas características que tiene una incidencia dentro de lo fiscal, ya sea en la recaudación, debería tener un estudio técnico previo. Esto no existe, no hay técnicos que estén en el Estado haciendo análisis de datos precisos, y es algo que debe hacerse de manera urgente”.
Según expresa el informe elaborado por Ottaviano y el director del CEPA, Hernán Letcher, la experiencia argentina durante la década de los noventa de reducción de aportes “no sirvió para reactivar la economía (entre 1993 y 2001 el PBI de la economía creció en promedio al 1,4%, por debajo de la década kirchnerista y en valores similares al período 1976-2001, donde creció al 1,3% anual acumulativa), no contribuyó a la generación de empleo (a pesar de que las contribuciones patronales totales al sistema pasaron del 33% en 1994, al 17,8% promedio en el año 2000, la tasa de desocupación creció de manera exponencial), y desfinanció al Estado en tanto el mismo dejó de recaudar 47.939 millones de pesos/dólares, monto que actualizado a 2005 ascendía a 80.000 millones de pesos”.