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Por la libertad de Milagro Sala

Por Ana Carbonetti

El viernes 22 a las 14hs en el acceso a la autopista La Plata comenzaron a concentrarse organizaciones políticas y movimientos sociales, y esa experiencia se replicó en todo el territorio nacional. El viernes bajo la forma de corte de ruta, y el sábado con quinientas plazas y radios abiertas. Ambas jornadas contaron con la presencia de distintos referentes políticos y la militancia del campo nacional y popular de diferentes signos partidarios con un horizonte claro: defender una democracia manoseada por el orden neoliberal que lleva ya 43 días de gobierno y una persecución política y avasallamiento institucional sin precedentes. 

Seiscientos cortes de ruta

piqueteGoma quemada, corte de ruta, de acceso a la autopista. Lo que sea que haga ruido para romper el aislamiento, para derrotar el terror. En Jujuy continúa el acampe que resiste y no levanta, sólo las banderas, la lucha y el aguante. Nada menos. Ni un pasito atrás.
Suenan los redoblantes, ya no de la alegría. Suena la bronca contenida, suena a grito de liberación. «No esperamos un milagro. Queremos a Milagro libre». Esa era la consigna que marcó la protesta en todo el país. Además, el reclamo era en defensa de «66.000 empleos» de cooperativas en todo el país.

“Estoy acá en este corte de ruta que estamos haciendo los compañeros de La Plata porque estamos pidiendo la libertad de Milagro Sala. Milagro Sala es una compañera que ha hecho un trabajo increíble por los derechos de los compañeros, de los trabajadores, de los que habían sido desocupados, por las familias, por los valores intrínsecos de lo que significa vivir con dignidad. Esa es la razón por la que hoy estoy y voy a seguir estando en todos los cortes que sean necesarios”, dijo a Contexto Florencia, maestra, quien participaba del corte de ruta.

Los principales piquetes se desarrollaron en los accesos a la Capital Federal como Puente Pueyrredón, Puente La Noria y la autopista Panamericana. Además, hubo protestas en rutas de Palpalá, Humahuaca, La Quiaca, Rosario, Resistencia, Córdoba, Entre Ríos, Mar del Plata, Chaco, en el puente de la Ciudad de Entre Ríos, Ruta 2, rotonda de Alpargatas y el microcentro porteño, entre otros puntos.

Quinientas plazas de color

plazaRadio abierta, carteles y los colores de una bandera que abraza el parque. Hay una cumbia que dice que la libertad se camina con la suela. Ahí están sus compañeros y compañeras, sus desconocidos, sus vecinos que no viven cerca. Esa es la gente de Milagro Sala, hay quienes ni siquiera la conocemos pero sabemos de lo que ha sido capaz. Mujer que construye dignidad con otros, con los pobres, los no blancos, los nadie que renacieron al calor de la cultura del trabajo y construyeron Estado para todos y todas, incluso antes de que el Estado mismo llegara.

“Todos estos días sentimos que nos dan un golpe, que los golpes no son nuevos, son en paralelo, todos juntos. Y creemos que no vamos a poder reaccionar a eso. Eso no es cierto. Tenemos que confiar en nuestra inteligencia para abrirnos, para volver a encontrarnos. No tenemos que tener miedo a las banderas, no tenemos que tener miedo a organizarnos”, decía Florencia Saintout, referente del Frente para La Victoria de la Ciudad de La Plata.

No vimos la TV, no necesitamos verla. Aquellos que se jactan de ser representantes de la opinión pública y se resguardan el lugar de meros transmisores de información omiten su selección arbitraria. ¿A caso no es noticia los seiscientos cortes de ruta y las quinientas plazas en todo el país por la liberación de una presa política?

“Estamos acá porque Milagro Sala es una compañera del campo popular con una representatividad en Jujuy que pocas organizaciones y pocos dirigentes sociales tienen y porque claramente con ella lo que se inicia es, nuevamente, una etapa que ya hemos vivido, que es la de la criminalización de la protesta sistemática y la de la existencia de presos políticos como rehenes en cada una de las negociaciones que piensan tener para poder empezar a cercenar los derechos del campo popular. Así que nuevamente, y como siempre que han sucedido estas cosas, los métodos de protesta también se modifican y el corte de ruta, el corte de calle, la manifestación y la presencia en el espacio público es la forma de reclamar”.

Ocupar el espacio público en tiempos de represión y censura es un acto revolucionario. No desde el romanticismo con el que se enaltece la resistencia y se justifica, tantas veces, todo lo que puede haber en el medio para evadirla.

La resistencia es dura, larga, dolorosa. Resistimos porque somos dignos. Y la dignidad es lo que enamora a un pueblo como posibilidad existencial. Pero la resistencia también puede tornarse colorida y devenir en plazas y radios que alcen las voces y la lucha puede renacer bajo tantas formas como podamos soñarla.


 

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