Por Ramiro García Morete
La primera vez que fue al bar, llegó temprano. El evento de Facebook -una red social que quizá algunxs recuerden- anunciaba el show a las 21, pero prefirió estar en la puerta media hora antes. Posiblemente no quería perder detalle de la banda que había descubierto gracias a Radio Provincia. Se trataba de Thes Siniestros y ni imaginaba que tiempo después acabaría compartiendo grupo con su vocalista. Por entonces, el adolescente cantaba al frente de Muerte al Tío Cosa y precisamente Lucas -baterista- lo había acompañado. Aquella noche, tomando Coca-Cola y sin problemas, esperaría tres horas en una mesa de la vereda para finalmente entrar. Y en cierto modo, ya no se iría. Sí, igual que meses atrás cuando en estas nobles páginas periodísticas conversábamos con otro integrante del célebre bar. Puede que este redactor carezca de ideas. O que sencillamente algo especial ocurra y se repita con el llamado Templo del Rock que -de una manera u otra- genera vínculo con cada persona que lo conoce. Y antes de ser uno de sus actuales encargados, Gregorio Jáuregui -talentoso baterista de Peces Raros, Fus Delei y Antonia Navarro- fue sencillamente otro músico o fan de la música que se enamoró de Pura Vida.
Y si de amor hablamos -y de cosas que se replican- ya llega la primavera con sus ritos. Y uno de ellos es el ya tradicional y maratónico festejo del bar de diagonal 78 y 61 destinado a condesar talentos emergentes y diversos de nuestra ciudad. Tras un invierno más duro que nunca, Pura Vida vuelve a florecer y lo celebra con más de treinta artistas, desde esta noche y hasta el domingo (día que se sumará un escenario en la Plazoleta de La Noche de los Lápices). Esta noche, a partir de las 20:30, se presentarán Nico Bastida & The Chulengo Lovers, La Freiza, Supernadie, Fuegos Fatuos y musicalizará Vapaulis. El resto de la información detallada, consultar en la cuenta @puravida_radiotv de Instagram.
«La idea del festival y algo que nos transmitió Diego [Cabanas, entrañable mentor del lugar] es que es algo hecho para los estudiantes -introduce Jáuregui-. Y este va a ser el primero que se hace con la facultad cerrada. Así que a partir de eso empezamos a laburar el festival como una idea de traer de nuevo a los estudiantes a la Plazoleta. Hicimos una propuesta recontra variada y en lo posible tratando de traer proyectos nuevos». Y añade un dato: «Durante la cuarentena desaparecieron muchos proyectos de bandas y se formaron muchos proyectos solistas. Así que hubo que indagar y bucear para poder conseguir bandas nuevas».
Joven aún, pero tocando desde hace mucho con distintas «generaciones», Jáuregui tiene perspectiva y conocimiento como para reflexionar sobre cierta renovación en la «escena» musical local, no solo desde lxs artistas sino desde los estilos. Y es que está claro que «rock» es solo una palabra y que, desde electrónica a hip hop, todos los movimientos hallan cobijo. «El Pura siempre fue un lugar alternativo en el que un montón de propuestas y estilos diferentes podían confluir y unirse. Lo que pasó en este ultimo tiempo en la ciudad es que todo se diversificó y al Pura empezó a ir no sé si público más joven, sino que el público que arrancó creció y no dejó de ir. Pero se sumó público nuevo y esa mezcla de conocimiento y de data hace que hoy la escena siga viva».
Como otros lugares, la supervivencia en pandemia no fue -ni es- fácil. Del mismo modo que el lugar siempre trascendió lo cultural para organizar acciones solidarias, su propio público o comunidad aportó una vez más para sostenerlo de pie: «Por suerte pudimos hacer una temporada dentro de todo buena en el verano para bancar un invierno que preveíamos difícil. También contamos con el apoyo del Fondo Desarrollar. Eso nos sirvió para reforzar un poco el equipamiento del lugar. Pero nos afecta, tanto a los que trabajan en el bar como a los músicos. Porque estuvo detenido y cada mes que pasa es peor». Sin embargo, a futuro la idea es «equipar el sonido. Estamos poniendo todo de nosotros y esperemos que Pura esté mejor que nunca».
