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Recordando a los prisioneros de la ciencia

Por Leandro Gianello

El cacique Inacayal, célebre prisionero de la Conquista del Desierto, vivió sus últimos días encerrado en los subsuelos del Museo de Ciencias Naturales de La Plata. Murió allí hace un poco más de 120 años. Para recordar su fallecimiento, el artista plástico, profesor superior y licenciado en grabado en la UNLP, Gustavo Larsen, intervino las escalinatas del Museo para recordar aquel hecho, colocando en los peldaños de la escalera de ingreso pegatinas de color con el nombre del jefe indígena y las dos fechas supuestas de su muerte, que, dependiendo de las fuentes relevadas por el artista, varían entre el 26 de septiembre de 1887 y el 24 de septiembre de 1888.

La idea de “resignificación” de este espacio en particular también se basó en la historia más conocida sobre la muerte del cacique, quien, según la versión oficial de la época, realizó una especie de acto “de alabanza a la naturaleza” el día previo a su deceso en ese edificio.

«Esta versión oficial se podría haber construido con el afán de ocultar hechos que en esa época ya eran controversiales”, aseguró Larsen, como la situación de virtual «esclavitud» o la reducción a la servidumbre de seres humanos.

“Cuando comencé a definir la idea de realizar un homenaje al cacique Inacayal en el lugar en donde se había producido su muerte, no imaginé que me encontraría con una historia contradictoria, desconcertante”, indicó Larsen.

“El desocultamiento, la visibilización de hechos aberrantes, siguen siendo necesarios para reescribir historias tergiversadas”, explicó el artista durante la intervención. “Desde mi lugar de artista plástico, es mi intención contribuir a este proceso colectivo de construcción de la memoria”, aseguró.

“El desocultamiento, la visibilización de hechos aberrantes, siguen siendo necesarios para reescribir historias tergiversadas”, explicó el artista.

La mano del hombre europeo e invasor, dice Larsen, “desertificó el suelo ocupado por los indios, apropiándose de enormes extensiones, instaurando un Estado ordenador en el que aun en nuestros días miembros de pueblos originarios son perseguidos, expulsados, ignorados” por parte de la sociedad.

Utilizar las escaleras de un lugar como el Museo de La Plata como soporte de una obra de este tipo, bajo la anuencia de la misma institución, permite “tener la apertura para crear experimentando y ver, en el proceso, cuál es el impacto, el resultado que esa acción genera”, agregó el artista.

La idea de aplicar este tipo de arte y ver las reacciones de las personas sobre “un hecho producido en este mismo espacio institucional en los tiempos de su conformación”, teniendo en cuenta que “las derivaciones del mismo han transitado los años y continuarán siendo motivo de debate”, supone una gran oportunidad para difundir lo que sucedió acá.

Quién fue Inacayal

Modesto Inacayal era un cacique tehuelche de gran prestigio junto a Foyel y Sayhueque, que nació en la zona de Tecka, provincia de Chubut, durante la primera mitad del siglo XIX. Juntos lideraban un extenso territorio llamado País de las Manzanas, ubicado en lo que actualmente es el norte de la Patagonia argentina.

En el marco de la Conquista del Desierto, los desplazamientos militares de la época obligaron a Inacayal y a su familia a reubicarse en las cercanías del lago Nahuel Huapi. Una vez finalizada la campaña, se prestaron para negociar la situación de su pueblo con los representantes del general Julio Roca, pero fueron tomados prisioneros y trasladados a la provincia de Buenos Aires.

Entonces, el perito Francisco P. Moreno realizó gestiones para trasladar a los caciques y sus familias al Museo de La Plata a fines del 1800, pero, si bien los demás prisioneros lograron volver a sus tierras, Inacayal murió en el edificio a causa de una enfermedad no determinada, pasando sus restos óseos, cuero cabelludo y mascarilla mortuoria a la División Antropología de la recientemente creada institución.

En los últimos cuarenta años, diversas organizaciones de pueblos originarios reclamaron por los restos de Inacayal, pero la devolución completa recién pudo efectuarse en dos etapas: la primera, en 1994, y la segunda, en diciembre del año pasado.


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