Durante la semana, el presidente de Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro, visitó la represa hidroeléctrica de Itaipú, que su país comparte con Paraguay. Allí se reunió con el presidente paraguayo, Mario Abdo Benítez, hijo de quien fue secretario personal del dictador Alfredo Stroessner. Durante su discurso, Bolsonaro homenajeó al dictador paraguayo y luego gritó: “Izquierda nunca más”.
Para entender las implicancias del encuentro y el vínculo entre Bolsonaro y Abdo Benítez, Contexto dialogó con Ricardo Canesse, diputado del Frente Guasú en el Parlamento del Mercosur.
¿Qué representa la visita de Bolsonaro?
Bolsonaro estuvo en Itaipú, en la frontera entre Paraguay y Brasil, para poner en su cargo –como altos directivos brasileños en la represa– a dos militares. Fue una demostración de fuerza. Esa represa es el principal interés que tiene Brasil en Paraguay y Bolsonaro busca someter a Paraguay a una relación de dependencia como la que había entre la dictadura de Alfredo Stroessner y la de Brasil.
Bolsonaro reivindicó la dictadura de Stroessner. ¿Qué lectura hace de ello?
El presidente de Brasil añora la dictadura de Stroessner porque en esa época Paraguay era un aliado fiel de la dictadura brasileña. De hecho, Stroessner le entregó la soberanía de Itaipú a Brasil.
Bolsonaro tiene muchos motivos para estar agradecido a la dictadura paraguaya, principalmente porque hizo que Brasil tenga una respuesta de bajo costo a un problema muy grave en materia de energía eléctrica.
Paraguay depende mucho más de Brasil que de Estados Unidos. Por eso Abdo Benítez busca esa protección y Bolsonaro pretende que Brasil ejerza el rol de subimperio. Quiere repetir el papel que jugó la dictadura brasileña con Paraguay, y para ello el presidente paraguayo es el aliado ideal. Abdo Benítez es un hijo y un admirador de la dictadura de Stroessner porque su padre fue parte central de ella.
«El presidente de Brasil añora la dictadura de Stroessner porque en esa época Paraguay era un aliado fiel de la dictadura brasileña»
¿El acercamiento de Abdo Benítez a Bolsonaro es parte del alineamiento internacional marcado por Estados Unidos en toda la región?
Bolsonaro es un aliado fiel de Trump, comparte con él los valores de la ultraderecha y el desprecio por lo social, por lo popular. El imperio norteamericano busca ejercer una influencia decisiva en América Latina a través del nuevo gobierno de Brasil. En ese sentido, uno de los primeros campos de experimentación siempre suele ser Paraguay, porque es el país más dependiente de Brasil en toda la región.
Hay que recordar que Stroessner hablaba de “la democracia sin comunismo” y persiguió y asesinó a muchísimos miembros del Partido Comunista y a muchísimos militantes de izquierda. En su visita, Bolsonaro, además de homenajear a Stroessner, aseguró que no quería ver más a la izquierda en la región, lo que suena muy bien en los oídos de Abdo Benítez, porque comparte esa filosofía.
Abdo Benítez es un admirador de la dictadura de la que su padre fue parte. Quiere repetir la entrega que hizo Stroessner de Itaipú y situarse como un país dependiente. Desde Frente Guasú hemos hecho un estudio y en los seis meses que lleva de gobierno, Abdo Benítez jamás pronunció la palabra “soberanía”.
¿Cómo analiza el alineamiento del gobierno de Paraguay con Estados Unidos en la arremetida contra Venezuela?
El presidente de Paraguay va a hacer el trabajo sucio, funcional a esos intereses. Por eso fue a Cúcuta, donde no fue Bolsonaro ni Macri. Los países grandes se cuidan y mandan a personajes como Abdo Benítez para que pongan la cara y hagan el trabajo sucio. Él con gusto se presta a ser el peón de estos subimperios que asumen el rol neocolonial que tuvieron en el pasado.
Paraguay, que sufrió la Guerra de la Triple Alianza impulsada por el Imperio británico con la complicidad de las élites de Rio de Janeiro y Buenos Aires, ahora se presta para agredir a otro país de América Latina y ponerse al servicio del Imperio.
No hay que olvidar que Paraguay acompañó la invasión comandada por Estados Unidos contra República Dominicana en la década de 1960. Muchos países de la región se negaron a participar, pero el dictador Stroessner se alineó y acompañó esa invasión. El irresponsable y ultraderechista Abdo Benítez puede hacer una payasada similar con tal de agradarle al Imperio norteamericano y al subimperio comandado por Bolsonaro.