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Se suicidó el cura Eduardo Lorenzo: «La muerte no repara el daño»

Este lunes por la noche, la noticia de la muerte de Eduardo Lorenzo sacudió a La Plata. El cura, denunciado por múltiples casos de abuso a menores, decidió quitarse la vida en la sede de Cáritas cuando se conoció el pedido de detención en su contra.

En junio de este año, Julián Bártoli había denunciado al cura Eduardo «Toto» Lorenzo por abusar sexualmente de él a mediados de los noventa, cuando tenía trece años. Previo a su denuncia, el párroco ya registraba otra en 2008 por un presunto abuso cometido a un menor de edad alojado en Leoncito, un hogar de niños que dependía de la parroquia de Gonnet, de la que formaba parte el cura hasta este año. La causa fue archivada hasta la denuncia de Bártoli, a la que se le sumaron otros sobrevivientes de abusos, registrando así cinco casos.

La quinta denuncia había llegado los primeros días de diciembre. Gustavo, la víctima, tenía dieciséis años. En ese momento formaba parte del grupo de boy scouts de la parroquia Rosa Mística, ubicada en 23 y 54. En aquella época –según expresa la declaración textual de Gustavo– Lorenzo era coordinador de los scouts de La Plata. La serie de abusos se da en varios encuentros personales que el sacerdote propicia en la misma parroquia.

Luego de esta denuncia, los sobrevivientes de los abusos de Lorenzo volvieron a insistir en el pedido a la jueza Marcela Garmendía, tras el riesgo de fuga y el hostigamiento que el cura ejercía sobre sus víctimas y familias, con llamados telefónicos en busca de acallar las denuncias. La fiscal Ana Medina, en tanto, decidió esperar las pericias psicológicas, en las que se señalaba que el cura presentaba una «estructura psicopática perversa de la personalidad, con características de manipulación, elevado autocentramiento y egocentrismo, con escasa autocrítica y autoobservación impregnada de rasgos narcisísticos». Finalmente, esta semana se dispuso una orden de detención del cura, que a pesar de que no se haría efectiva, decidió quitarse la vida en la noche del lunes 16 de diciembre en la sede de Cáritas, donde se encontraba alojado.

Para la Red de Sobrevivientes de Abuso Eclesiástico de Argentina, la muerte de Lorenzo «no repara el daño. Lo único que repara el daño causado a las víctimas es la justicia». En ese sentido, ratificaron que su suicidio «confirma que los sobrevivientes dijeron y dicen siempre la verdad».

la muerte de Lorenzo «no repara el daño. Lo único que repara el daño causado a las víctimas es la justicia».

La licenciada en Psicología Liliana Rodríguez, perteneciente a la Red, destacó en comunicación con Contexto que «lo que realmente repara el proceso judicial es una sentencia ejemplar». «Ese es el mensaje de una justicia a los sobrevivientes y a una sociedad. Eso significa que la Justicia te cree, que esto sucedió, que esto es un delito y que se castiga. Desde ese punto de vista planteamos que esto no repara».

La Red de sobrevivientes no ahorró críticas al Poder Judicial, que posibilitó «la dilación de la justicia, intolerable para los sobrevivientes, y por la maniobra de su defensa, que permitió que permaneciera libre a pesar del pedido de prisión».

«Nosotros habíamos responsabilizado a la Justicia por la peligrosidad de Lorenzo en las calles. Esto traía como consecuencia no solo revictimización como mayor daño a los sobrevivientes, tanto desde el punto de vista emocional como físico. Y reactualizaban fantasmas o miedos que tenían su base de realidad, porque con Lorenzo suelto por las calles la posibilidad de cruzarlo estaba. Eso es una de las cosas que con esta decisión que tomó Lorenzo no va a estar, pero eso no repara. La decisión que tomó Lorenzo es coherente con cómo vino manejándose todo este tiempo y cómo no soportó una pericia que lo dejara al desnudo de cómo realmente era», explicó Rodríguez, quien apuntó contra la «dilación de la Justicia, que desde 2008 no toma las decisiones a pesar de tener cinco testimonios contundentes como los que tenía».

La contracara del comunicado de la Red de Sobrevivientes la dio la Iglesia. El arzobispo local, Víctor Manuel Fernández, uno de los protectores de Lorenzo, lanzó un comunicado al respecto. Allí afirma que el cura «se quitó la vida después de largos meses de enorme tensión y sufrimiento», al tiempo que afirmó que «el Señor nos ayudará a comprender algo en medio de este misterio oscuro». Párrafo aparte le dedica a las denuncias, aunque busca minimizarlas. «Más allá de que no se había concluido un juicio por las acusaciones presentadas, también oramos por quienes puedan haberse sentido ofendidos o afectados por él», sostiene.

Desde la Red destacaron que esta posición es «coherente» con el posicionamiento que ha tenido la Iglesia en torno a las denuncias por pedofilia. «Es el comunicado esperado. Es coherente con lo que viene tomando Fernández. Han sido coherentes todos. Este último acto, como llamamos nosotros a la decisión de Lorenzo, es coherente con la espectacularidad con la que se vino manejando. Lo que dijo el arzobispado es coherente con la protección que sigue teniendo», consideró Rodríguez al respecto.


 

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