Por Miguel Croceri (*)
Durante 2025, en el transcurso del segundo semestre del año pero aún sin fechas ciertas, se realizarán elecciones legislativas en todo el territorio argentino. Es decir que serán comicios para elegir únicamente legisladores/as -que es lo mismo que decir “parlamentarios/as”-, en principio para el Congreso Nacional y también en algunas provincias. (En cuáles de estas sí y en cuáles no, depende de las respectivas Constituciones provinciales).
Según los plazos fijados por la Constitución Nacional, esta vez no corresponde votar los cargos de presidente/ta y vicepresidente/ta de la Nación, cuyos mandatos de cuatro años, iniciados el 10 de diciembre de 2023, vencerán en la misma fecha de 2027.
Tampoco se elegirán gobernadores/as, con solo dos excepciones: Santiago del Estero y Corrientes. En ambos casos, sí se votará esta vez para designar a los titulares de los gobiernos provinciales, por tratarse de jurisdicciones que fueron objeto de intervención federal hace dos décadas y en tales circunstancias sus periodos institucionales quedaron desfasados respecto de las demás provincias.
A los comicios legislativos -o parlamentarios- de mitad de mandato, o sea en el medio de los mandatos del presidente y vice e igualmente de los/las gobernadores/as, el discurso dominante en Argentina los llama elecciones “de medio término”. Es una traducción del concepto en idioma inglés que se utiliza en Estados Unidos (EU): “midterms”.
El nuestro es un país donde las clases sociales privilegiadas, las corporaciones empresariales más poderosas y asimismo las grandes cadenas mediáticas porteñas que reproducen su ideología y sus intereses en todo el territorio nacional y sobre el conjunto de la opinión pública, gozan de parecerse a las/los norteamericanos/as. Quizás desearían ser ciudadanos/as yanquis, en lugar de argentinos/as.
Pero además lo hacen las dirigencias políticas democráticas y populares como también los/las comunicadores/as que les son afines en cuanto a sus ideas, quienes en una actitud de sometimiento cultural y colonización lingüística probablemente inconscientes, adoptan, repiten y refuerzan la terminología que impone el discurso dominante.
De ese modo, en lugar de decir clara y sencillamente que se trata de elecciones “de mitad de mandato” o bien “intermedias”, la gran mayoría de las voces que se expresan en el ámbito público acostumbran a nombrarlas como elecciones “de medio término”. La dominación ideológica suele manifestarse hasta en los más mínimos detalles.
De cualquier manera, a los efectos de advertir cuál es la característica esencial de los comicios que se realizarán en el año entrante, lo más importante no es la forma de denominarlos sino comprender que serán 24 elecciones, y no una sola.
En cada una de las 23 provincias del país más la ciudad autónoma de Buenos Aires (CABA) -en total 24 distritos-, habrá una realidad electoral específica y diferenciada del resto. No habrá candidatos/as “nacionales” sino que cada lugar tendrá los/las suyos/as, aunque la votacion de representantes al Congreso de la Nación se deberá realizar en la misma jornada (que aún no está resuelta).
Diputados/as y senadores/as
La Constitución Nacional dispone, en su artículo 50, que “los diputados durarán en su representación por cuatro años, y son reelegibles; pero” la Cámara “se renovará por mitad cada bienio”.
Ello significa que en los 24 distritos del país se votará en 2025 a la mitad de sus diputados/as nacionales. Del total de 257 miembros que posee la respectiva institución parlamentaria, se renovarán 127.
Otro artículo constitucional, el 54, indica que “el Senado se comprendrá de tres senadores por cada provincia y tres por la ciudad de Buenos Aires, elegidos en forma directa y conjunta, correspondiendo dos bancas al partido político que obtenga el mayor número de votos, y la restante al partido político que le siga en número de votos”. (A este último/ma representante se lo suele llamar senador/a “por la minoría”).
A su vez, el artículo 56 establece que “los senadores duran seis años en el ejercicio de su mandato, y son reelegibles indefinidamente; pero el Senado se renovará a razón de una tercera parte de los distritos electorales cada dos años”. (Ver texto de la Constitución Nacional).
Esa “tercera parte de los distritos” que allí se señala, fue definida mediante un acuerdo político y un posterior sorteo cuando empezaba la actual etapa de continuidad institucional hace 41 años, en diciembre de 1983. En función de esa regla, los ocho distritos -o sea un tercio del total de 24- que en 2025 deberán elegir senadores/as nacionales, son los siguientes (por orden alfabético): ciudad autónoma de Buenos Aires, Chaco, Entre Ríos, Neuquén, Río Negro, Salta, Santiago del Estero y Tierra del Fuego.
A razón de tres representantes por distrito, los ocho mencionados renuevan 24 integrantes del Senado. Son 14 de interbloque Unión por la Patria, 2 del Pro, 1 de Cambio Federal (un peronista conservador salteño), 1 del Movimiento Neuquino (que a pesar de su nombre casi idéntico no representa oficialmente al tradicional Movimiento Popular Neuquino, MPN) y 1 de Juntos Somos Río Negro (JSRN). Entre todos/as suman 23 legisladores/as. El caso restante es la banca de Edgardo Kueider, quien fue expulsado de la Cámara y debería ser reemplazado por la dirigente kirchnerista entrerriana Stefanía Cora, hasta que finalice su mandato en diciembre de 2025.
Métodos antidemocráticos y apellidos en las listas
Hasta el momento, el gobierno ultraderechista se manejó con métodos antidemocráticos. Su accionar devastador empezó con el DNU-70 (Decreto de Necesidad y Urgencia Nº 70/2023) emitido hace un año, apenas empezó su gestión. A través del mismo, el Poder Ejecutivo derogó de facto unas 80 leyes y modificó otras 300, lo cual no había ocurrido ni siquiera bajo una dictadura. A la corporación de jueces y fiscales no se le movió un pelo.
En el Parlamento solo consiguió mayoría de votos -aunque de forma absolutamente reñida y tal vez en algún caso mediante sobornos, como sugiere la carrada de dólares en efectivo que traficaba el senador Kueider- para sancionar, en junio, una versión de la llamada “ley Bases”, incluido el siniestro “RIGI” (Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones), con el cual se puso en marcha una nueva fase del saqueo contra los recursos naturales de Argentina.
Mediante tal apoyo parlamentario, Milei obtuvo apariencia de legalidad para abolir garantías constitucionales, modificar parte de los Códigos que sustentan las principales normas jurídicas, y anular leyes que en épocas de vigencia de las instituciones de la República significaban trabajosos consensos entre múltiples sectores. (Cuando se sancionaron esas aberrantes normas, Contexto publicó una columna de opinión similar a esta con el título “El régimen de extrema derecha en su apogeo”. Nota del 18/06/24).
Durante el año que comienza, la elección de diputados/as y senadores/as nacionales se realizará el mismo día en cualquier lugar del país, pero los/las candidatos/as serán distintos/as en cada provincia (más la capital federal). No habrá nadie que encabece una misma lista en todo el territorio nacional, como sí sucede en las elecciones presidenciales.
El resultado se traducirá en cómo quedará conformada cada Cámara del Congreso para el periodo institucional 2025/2027, es decir en los dos últimos años de la presidencia de Milei.
Pero naturalmente, previo a la elección misma falta develar quiénes serán las/los postulantes. En ese sentido, está abierta la posibilidad de que los notorios apellidos Kirchner, Milei y Macri aparezcan en las boletas electorales de los distritos más importantes por cantidad de votos: la provincia de Buenos Aires y la ciudad autónoma del mismo nombre.
Cristina Kirchner podría ser -o no- candidata a diputada nacional por esa provincia, y también podría serlo -o no- Karina Milei. De forma similar, Mauricio Macri podría ser -o no- candidato a senador nacional por la ciudad de Buenos Aires. En los próximos meses, las versiones y rumores al respecto serán el entretenimiento favorito de la política profesional y del periodismo.
Cuándo y cómo se votará
Tanto el vencimiento del periodo legal para oficializar candidaturas como las propias fechas electorales, dependen de que se mantenga o se modifique la legislación actual.
En el improbable caso de que se mantuviera, hacia finales de junio sería el cierre de listas para cargos nacionales (diputados/as y senadores/as). Luego, el 10 de agosto (segundo domingo de ese mes, dice la norma que aún rige) se realizarían las elecciones PASO (primarias abiertas simultáneas y obligatorias). Y el 26 de octubre (cuarto domingo del mes, según la ley vigente) tendría lugar la elección general.
A medida que transcurra el verano habrá definiciones acerca de si seguirán vigentes las PASO, o si serán suspendidas al menos por esta vez o directamente derogadas. Esa decisión, como efecto cascada, determinará a su vez las fechas de elecciones. Quizás para cargos nacionales haya una sola votación, probablemente en octubre, sin la instancia previa de las elecciones primarias
Asunto aparte son las elecciones para cargos provinciales, fundamentalmente en la provincia de Buenos Aires, que deberá renovar la mitad de sus cámaras legislativas y de sus concejos deliberantes y consejos escolares.
En total serán 13 las provincias donde, según sus propias normas constitucionales y leyes complementarias, corresponde elegir representantes en las legislaturas y eventualmente también en los órganos municipales.
(Días atrás, el portal El Economista publicó un completo informe de la periodista Agustina Rocío Fernández acerca de “Lo que se pone en juego en las elecciones de 2025”. Nota del 19/12/24).
Además, los comicios del año que comienza determinarán un cambio histórico para las costumbres cívicas en Argentina: para votar en cada provincia por candidatos/as a diputados/as nacionales y, en ocho de ellas, también a senadores/as nacionales, se usará por primera vez la Boleta Única en Papel (BUE). Así quedó establecido mediante la ley sancionada por el Congreso al comenzar octubre. (Artículo de Infobae, nota del 01/10/24).
Pero en el caso de los 13 distritos que también votarán para cubrir cargos electivos locales, en algunos seguirá vigente la boleta tradicional o bien se usará un sistema de votación electrónica. Un verdadero caos para cada ciudadana y ciudadano que vaya a votar, y asimismo para las/los ciudadanas/os que trabajen como autoridades o fiscales en las mesas electorales.
Habiendo tantos asuntos esenciales pendientes de resolución, la sustancia política de los comicios del año ‘25 será que no habrá candidaturas únicas en todo el país.
Significa, por ejemplo, que aunque Milei conservara una adhesión importante en las bases de la sociedad, deberá contar además con dirigentes que consigan votos en cada una de las 23 provincias y en la ciudad donde está la sede del gobierno federal.
La campaña girará mucho sobre asuntos de importancia nacional, pero las/los candidatas/os serán exclusivamente propias/os de los 24 distritos electorales de la Nación.
(*) Publicado en www.vaconfirma.com.ar