Agosto ha sido un mes de mucha intensidad en Paraguay. La profundización de la crisis social y el estallido de una crisis política pusieron al presidente Mario Abdo Benítez al borde del juicio político. Las embajadas de Estados Unidos e Israel y los socios regionales del mandatario paraguayo habrían jugado un rol clave para logar, al menos momentáneamente, crear un manto de impunidad y evitar el juicio, pero no lograron frenar la crisis.
Al hacerse público el acuerdo secreto firmado por el presidente de Paraguay y su par brasilero, el ultraderechista Jair Bolsonaro, en relación con la energía producida por la represa binacional Itaipú, se profundizó la crisis social y política paraguaya. Lo pactado dañaba enormemente la soberanía energética de Paraguay, generaba un sobrecosto para el Estado paraguayo que se calcula en más de 200 millones de dólares y, según denuncian desde diversos sectores de la oposición, cedía el manejo de la energía paraguaya a manos de una empresa privada brasilera de nombre LEROS que, aseguran, estaría vinculada al mandatario brasilero.
Pereira: «lo que sucedió en Argentina en las PASO asustó a todos los presidentes de derecha, neoconservadores y antidemocráticos de la región».
El escándalo provocó que Abdo Benítez debiera asegurar que desharía lo firmado con Bolsonaro y desembocó en la renuncia de gran parte de los involucrados, entre ellos, el ministro de Relaciones Exteriores, Luis Castiglioni, el embajador en Brasil, Hugo Saguier, el director de Itaipú Binacional, José Alderete, y el titular de la Asociación Nacional de Electricidad (ANDE), Alcides Jiménez.
Eso no detuvo la indignación social y todo parecía indicar que el juicio político sería inevitable. Para ello era necesario que un sector del partido de gobierno, el Partido Colorado, se sumara al juicio contra Abdo Benítez, y el sector liderado por el expresidente Horacio Cartes parecía decidido a ello.
El mandatario brasilero amenazó con aplicar la Cláusula Democrática y suspender a Paraguay del Mercosur si destituían a quien denominó su «amigo Marito»; el embajador de Estados Unidos en Asunción, Lee McClenny, le exigió por Twitter a la oposición que no avanzara en ese camino.
Pereira: «Messer era un hombre cercano a Cartes y no casualmente, luego de esa detención, el expresidente cambió su postura respecto del juicio político».
Las amenazas parecían frenar la destitución de Abdo Benítez, pero la indignación y la movilización popular reactivaron la posibilidad de juicio político. El apoyo de Cartes era decisivo para concretar el juzgamiento del presidente y parecía estar garantizado. Pero la detención en Brasil del financista Darío Messer, acusado de lavado de dinero y vinculado a Cartes, cambió la correlación de fuerzas y Abdo Benítez volvió a evitar la destitución.
Contexto dialogó con Sixto Pereira, senador paraguayo del Frente Guasú, quien explicó que «el expresidente [Horacio] Cartes había tomado posición a favor del juicio político a Abdo Benítez y a su vicepresidente, Hugo Velázquez, pero, tras la presión ejercida por [Jair] Bolsonaro, [Mauricio] Macri y los gobiernos de Israel y los Estados Unidos, Cartes cambió su postura».
«En vísperas del juicio político en ambas Cámaras, detuvieron en Brasil a Darío Messer, acusado de lavado de dinero. Messer era un hombre cercano a Cartes y no casualmente, luego de esa detención, el expresidente cambió su postura respecto del juicio político», sostuvo.
El legislador del Frente Guasú afirmó que «lo que pasó en la Cámara el martes, el rechazo al juicio político, es un hecho más y no es determinante. Las movilizaciones continúan porque el escándalo del negociado energético cobró importancia a nivel nacional. Los movimientos sociales, movimientos de secundarios, jóvenes universitarios, organizaciones campesinas, la ciudadanía en general y un bloque importante de partidos políticos se encuentran movilizados por este escándalo».
Pereira señaló que «el tema energético fue la bandera principal durante la campaña de Fernando Lugo. Durante su gobierno la conquista de la soberanía energética fue clave, al igual que la tarifa social y la extensión de la transmisión de energía de Itaipú al centro cercano de Asunción para su distribución. Los recursos generados por la energía de Itaipú permitieron el desarrollo en educación y salud y la aplicación de políticas sociales dirigidas a los sectores más vulnerables. Por el contrario, en el gobierno neoliberal de Abdo Benítez no hay políticas públicas para el sector de la agricultura familiar campesina, que representa el 30% de la población, la cobertura de salud pública que se desarrolló durante el gobierno de Fernando Lugo ya no existe, ahora crece la desocupación, desaparecen todas las políticas sociales y se genera una crisis socioeconómica muy profunda. Eso formó la base que generó que, ante esta crisis, la gente reaccione y se movilice, y aunque no fue de una forma organizada, hizo tambalear a este gobierno. Por eso se está buscando la forma de unir a todos estos sectores en un acuerdo político patriótico amplio».
Pereira: «En Paraguay y Brasil están muy preocupados porque ven que, en términos geopolíticos, hay una recomposición de las fuerzas populares».
«Las movilizaciones continúan y ahora se está trabajando para unificar en ‘una sola fogata’. Para que haya una gran movilización que permita el juicio político o genere la renuncia de Abdo Benítez y su vicepresidente», sostuvo.
El legislador aseguró que «el gobierno de Abdo Benítez está desgastado y deslegitimado. Al igual que el gobierno de Cartes, plantea un aislamiento a nivel regional y la ausencia de políticas de desarrollo de carácter nacional».
Por último, explicó que «lo que sucedió en Argentina en las PASO asustó a todos los presidentes de derecha, neoconservadores y antidemocráticos de la región. En Paraguay y Brasil están muy preocupados porque ven que, en términos geopolíticos, hay una recomposición de las fuerzas populares. Los grupos conservadores se derrumban y eso se ve en el resultado catastrófico que tuvo Macri en Argentina, en la enorme caída de la imagen de Bolsonaro en Brasil y las actitudes genuflexas de Abdo Benítez hacia Estados Unidos e Israel, entre ellas, el decreto que el martes emitió, seguro por recomendación de sus patrones, en el que declara a Hezbollah y Hamas ‘organizaciones terroristas’».