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Sobre la posible expropiación de Vicentin: de la necesidad, virtud

Por Mauro Forlani* 

Hay porciones o segmentos de clases medias pertenecientes a centros urbanos ligados a la pampa húmeda que perciben en la expropiación de Vicentin una Argentina que tiene como destino el modelo económico cubano o venezolano, cuando en verdad las estatizaciones -esta posible de Vicentin como las anteriores, en el período kirchnerista premacrista- surgen más bien de un carácter defensivo por parte del gobierno que de una vocación fuertemente estatista inicial.

El kirchnerismo, desde los comienzos de su gestión, espera un capitalismo pujante de «trabajo y producción». Sin embargo, se encuentra con una gran burguesía local e internacional renuente a la inversión, con más propensión a la fuga y la especulación financiera, que lo conduce a la toma de empresas cuando estas se vuelven inviables.

En esta etapa poscambiemos, con una economía escasa de dólares por falta de acceso al mercado de créditos, el único ingreso significativo de divisas proviene de las exportaciones.

Las grandes cerealeras y el sector sojero en general especulan con el valor de la divisa demorando la liquidación de los granos, buscando una devaluación de la moneda.

El gobierno reacciona con la intervención y expropiación, ya que esto implica aumentar las posibilidades de control sobre el valor del dólar y a la vez connota un mensaje de disciplinamiento sobre los demás actores del sector, buscando hacer, de la necesidad, virtud.

Hay casos de productores acreedores de Vicentin que tienen una sensación ambigua. Sienten satisfacción, porque con la posible estatización de la empresa tienen más posibilidades de cobrar sus acreencias, pero paradójicamente preferirían evitar la interferencia estatal por sus anteojeras y prejuicios ideológicos o políticos. Es decir, desean cobrar pero sin expropiación.

La expropiación genera un temor exagerado y desatinado en comerciantes e industriales de mediano porte. Fantasean con un proceso de estatizaciones o expropiaciones masivas y a escala por parte del kirchnerismo que los termine afectando. Mientras que en la «realidad concreta» reciben por la cuarentena recursos del Estado para el pago de salarios a sus empleados y otros beneficios.

Por otra parte, como era de esperar, el conglomerado mediático y su séquito de periodistas, presentadores y escribas de todo pelaje salieron de punta con el gobierno alegando el latiguillo clásico de las posturas conservadoras en Argentina o en países periféricos. Que la medida espanta las inversiones, la seguridad jurídica, y nadie «va a poner un mango» en el país con la posible estatización y un largo etcétera.

¿Qué hubieran dicho de la Rusia de Lenin en 1921, esa Rusia que atrajo inversiones extranjeras con la denominada NEP (Nueva Política Económica) después de «romper todas las reglas», después de realizar una revolución?


* Docente de la UNSL.

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