La Universidad Nacional de La Plata es parte de un proyecto para desarrollar la SPINETTA-VAC, que lleva ese nombre en homenaje al mítico músico y compositor argentino, Luis Alberto Spinetta. Se trata de una nueva candidata contra la covid-19, cuyos ensayos se encuentran en etapa preclínica y han mostrado excelentes resultados en las pruebas con animales.
Un equipo de científicos de la casa de estudios trabaja junto con un consorcio de laboratorios públicos y centros de investigación en esta iniciativa impulsada por el laboratorio VacSal (Vacuna – Salud), del Instituto de Biotecnología y Biología Molecular de la Facultad de Ciencias Exactas (UNLP- CONICET), que dirige la doctora Daniela Hozbor. Del proyecto también forman parte el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), el CONICET y el Instituto de Investigaciones Bioquímicas de Buenos Aires (IIBBA) de la Fundación Instituto Leloir.
El proyecto recibió un financiamiento de 60 millones de pesos otorgado por el Fondo Argentino Sectorial (FONARSEC), política cuyo objetivo es financiar proyectos de instituciones públicas sin fines de lucro dedicadas a actividades de I+D para el fortalecimiento de las capacidades nacionales de desarrollo y la producción de vacunas argentinas contra el SARS CoV-2. El FONARSEC depende de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación, bajo la órbita del Ministerio de Ciencia y Tecnología.
La nueva vacuna se encuentra en fase preclínica. El financiamiento apunta a dar continuidad o concluir la fase preclínica de ensayos in vivo de un candidato vacunal, escalable a nivel industrial, informó la unidad académica.
La doctora Daniela Hozbor dio detalles sobre el desarrollo y las características del nuevo candidato vacunal: «La plataforma sobre la que se desarrolla la vacuna es la proteína spike entera trimérica glicosilada de distintas variantes del SARS-CoV-2 (vacuna proteica) expresadas en células de mamífero más un adyuvante comercial aprobado por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT)».
La investigadora agregó que «este desarrollo incluye proteínas provenientes de las variantes de SARS-CoV-2 que hoy representan una amenaza y está diseñada para la aplicación de dos dosis».
Ventajas y obstáculos
Entre las principales ventajas de este desarrollo se destaca el bajo costo de producción, debido a la plataforma que emplea, y la mayor estabilidad por tratarse de una vacuna de componentes proteicos. Otro de los puntos favorables es que no requiere de sistemas de conservación dependientes de freezers o ultrafreezers, ya que se conserva a una temperatura de 2-8 ºC, lo que la hace de fácil distribución con logística simple en el territorio nacional.
Desde el consorcio de investigación se proponen superar con éxito uno de los obstáculos más difíciles de sortear en el desarrollo de vacunas, que es el paso de la etapa preclínica a los ensayos clínicos en humanos, y hacerlo en el marco de un proyecto soberano.
Esta etapa, conocida en el campo de la vacunología como el «valle de la muerte», requiere la producción de candidatos vacunales en escala piloto en condiciones GMP (good manufacturing practices). Por ello se buscará poner en valor dos plantas de bioprocesos de escalado a escala piloto emplazadas en el sector público: una en el INTI y otra en el INTA. Se prevé así que esta actividad complementaria pueda llenar el vacío de estas capacidades en el sector público, aumentando el nivel de madurez o TRL de los desarrollos biotecnológicos de cara a los ensayos clínicos en humanos.
Este proyecto es el segundo con sello de la UNLP. El 6 de septiembre, el MINCyT confirmó el financiamiento por 60 millones de pesos para el desarrollo de la ARGENVAC, la vacuna contra la covid-19 realizada a partir del trabajo conjunto y colaborativo que llevan adelante los grupos del Instituto de Investigaciones Fisicoquímicas Teóricas y Aplicadas (INIFTA – UNLP/CONICET), del Instituto de Estudios Inmunológicos y Fisiopatológicos (IIFP- UNLP/CONICET/CIC) y del Grupo Anticovid de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA.