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Sr Tomate – Augurio

Augurio supone un cambio sustancial para Sr. Tomate. Hasta ahora su obra se venía encastrando como un puzzle de pequeños testamentos folk-rock (canciones trágicas pero también celebratorias, ideales para musicalizar camas tristes o pogos en centros culturales), pero esta vez su propuesta se vuelve mucho más intrincada y compleja. Ahora la música de Tomate se descubre de a capas: sus canciones ya no dependen de la fuerza pregnante de la melodía, sino de la tensión entre los climas oscuros y una instrumentación abigarrada que se emparenta de perfil con el sonido global de la época.

Después del corte «Campanas», esa sucesión de golpes cruzados y guitarras con eco que parecen musicalizar una procesión al amanecer, el grupo sigue expandiendo sus propios límites. En «Barco de cobre», la musicalidad es ambiciosa y ubica al grupo en un estado de post-futurismo, en un diálogo confuso pero atractivo con su propio pasado de timbres cálidos, de madera y bronce: acá hay épica de aventuras y acción sobre el tronar de una base casi metalera, entre trompetas, pads, guitarras procesadas y la extraña situación de escuchar la voz de Poli surcando tempestades en medio de una gran tormenta. Es como si la modernidad hubiera desplazado el eje del grupo y lo hubiese plantado frente a una nueva conversación con su época.

Augurio tiene piezas oscuras y desoladoras para sótanos húmedos («Las sillas», «Asilo»), o canciones de tensa calma («Sorteo»), en donde Sr. Tomate traduce su nervio histérico en pasajes nubosos y reposados, en los que parece estar calibrando las herramientas de su propio futuro. Y el resultado es claramente renovador.