Por Ramiro García Morete
“Bajan versos de algún plano astral/ Sólo tengo que ser un canal/ No soy dueño de lo que pueda decir/ Son los versos que empujan y piden salir”. Nadie es dueño de la música, pero aquella canción –que aún sigue sin nombre– era bien suya. O algo así le diría su amigo Salvador. “Es la primera que siento que tiene tu esencia”, comentó el músico con el cual se animaría a hacer arreglos en Limpiando Encontré Monedas y cuyas canciones despertarían la necesidad de componer. Casi tanto como los discos de Mateo. Es que en Yulelé Cuarteto versionaban canciones al igual que Sake, su banda punk de la adolescencia. Al ese género había llegado uniendo el primer disco de La Vela con La Polla. Pero ante todo, lo suyo era la canción. No importaba si eran los cds de Shakira o Backstreet Boys que sonaban en el minicomponente Aiwa, el mismo que aún hoy utiliza cuando produce en su cuarto igual que la acústica que su tío trajo de Buenos Aires cuando la armónica ya no le alcanzaba. Aunque las primeras escuchas en su Mercedes natal (cerca de Fray Bentos) habían sido los cassettes del Jaime y Don Alfredo, a la par de la cumbia uruguaya y la murga. Pero ni su madre ni su padre –a quien le escribió esa canción sin nombre ni estreno– tenían una relación con la música que atravesara la escucha. Sería en Montevideo, cuando arribó para estudiar Psicología, que este asunto constante de estar atento a algo y volverlo canción se volvería oficio. Sin dejar de jugar, claro, como se llama su primer disco producido en 2013 por su otro gran compinche Damián Cacciali. Tratando de no perder la intuición y la pureza, explicará en cierto modo. De cuando aluminé (2017) condensaría su universo forjado melodías bellas y una poética sensible al mundo cotidiano, con marcada herencia de la canción uruguaya pero clara intención de continuarla sin repetirla. Igual que desde aquella vez, buscando mover o conmover. “Lo peor que te puede pasar no es que a la gente no le guste, sino que no le pase nada. Que la olviden”, dirá. Y él no olvida su primera vez a solas en “Vagamundos”, nada menos que en La Plata, ciudad que había conocido motivado por Julián Oroz y en la que haría grandes amigos como Pablo Matías Vidal cuando el sello Uf Caruf era una referencia. Desde entonces ese vínculo seguiría al punto de grabar junto a Julián Rossini En vivo en La Plata (2019) y volver este fin de semana cuando en La Biclicetería se presente acompañado por Sol Mancilla y compartiendo cartel con Leticia Carelli y Toti Arquez. “Una cabeza puede ser una casa”, escribió. Una ciudad también. Y las canciones, caminos que toma Toto Yulelé empujado por los versos que son suyos, de todos y de nadie.
“La Plata es muy parecida a Montevideo –asegura el cantautor–. Cuando vas a Buenos Aires es mucha intensidad. Pero cuando llego a La Plata estoy más cerca de Montevideo, por los ritmos, las edificaciones, los barrios. No deja de ser el ritmo de Argentina, siempre más intenso. Pero La Plata además se parece a Montevideo porque hay un circuito musical donde vas a tocar y quizá el público son músicos. Se arma un circulo interesante”.
Si bien la citada “Explicación de mi canto” posee cierto tono mágico, Yulelé narra su modo de componer: “Yo trabajo desde la intuición. Y la atención sobre todo. Inevitablemente con el pasar de los años uno va desarrollando lo que se llama el oficio. Esas herramientas sirven para ordenar las ideas que vienen y para estimularlas. Pero mantengo la preocupación perder contacto con lo puro. No desde lo espiritual, sino desde esa idea primera que surge”. Y a partir de ese tema puntual, define: “Hay que entender que nosotros noinventamos nada, que lo que hacemos es bajar cierta información que anda por ahí. Si no soy yo va a ser otra persona. Aunque uno va desarrollando instancias para no siempre esperar la inspiración sino salir a buscarla”.
Su abordaje de la canción uruguaya implica, según considera, “también una decisión política. Tener la responsabilidad de que esos ritmos no mueran. También con las palabras. Obvio que no voy a escribir sobre las cosas que escribió Zitarrosa. Pero sí captar la esencia. Después, claro, somos el hombre y sus circunstancias. Nunca me puedo pensar a mí solo”.
Al sugerirse que los tópicos de De cuando aluminé son el miedo y amor como contrapunto, responde: “Siempre intento partir de cosas concretas. Una historia, un momento, un objeto. Y ahí si hablar sobre el amor o las dificultades con él, que ahí aparece el miedo”. Y sobre aquellos disparadores: “Cada vez me cuesta más saber qué hay detrás de las cosaspara que me conmuevan. Intento desarrollar la atención. A partir de una palabra o una imagen. Lo peor que te puede pasar no es que ala gente no le guste, sino que no le pase nada. Ese es mi mayor miedo. Prefiero que no le guste a que ni siquiera se acuerde. Hay cosas que me conmueven desde la belleza o desde la fealdad o el miedo. Ese es el termómetro”.
En tiempos de agitación y crisis en la región, Yulelé posee una mirada política pero cuenta que “una decisión de hablar o no de ciertos temas en la canción. La política me interesa, siempre estoy muy atento e intento trabajar con mis acciones para defender las ideas que a mi mueven. La justicia, equidad. Pero no hay un decisión explicita”. Y ejemplifica con “La zamba del Niño bueno que todos creían que era malo”. “Es la historia historia de un niño con el que trabajé en una escuela. Soy psicólogo y trabajo en educación. Para todos era muy rechazado. Yo podía ver que tenía un corazón como de todos los niños, con buena intención. Por más que la canción no diga ‘escuela’ ni ‘inclusión’, logra el objetivo de empatizar. Ahí es donde me quedo contento. Que la gente logra conectar con la idea, es un movimiento político”. Y cierra: “Me encantaría a veces ser más claro, pero estoy en esa búsqueda de cómo llegar a ponerle palabras a ciertas luchas que mueven e interpelan. Estamos en un momento dondeestá siendo cada vez más importante la resistencia y la comunicación”.
Puede que algo de ello se perciba en su próximo material, en el que decidió trabajarlo desde su propio cuarto. Con las maquetas avanzadas prepara un show importante en XXX de Montevideo llamado “Del tres salen las cosas”. “Es una frase del Tao e iba a ser el título del disco. Como estoy trabajando en formato trío (acústica, eléctrica y percusión) puede que de allí salga el sonido del próximo disco”.