Por Daiana Giménez
El 7 de octubre, quince trabajadores, con un promedio de veinticinco años de labor en Laboratorios Proin, fábrica de San Martín que produce insumos para panaderias y confiterias, quedaron en la calle.
Por años los trabajadores llevaron a cabo denuncias por el vaciamiento y la falta de inversión que veían, pero durante 2016 la situación empeoró: los empresarios no facturaban, vendían en negro, no había materias primas y los pagos no se realizaban en tiempo y forma. En agosto, literalmente, les tiraron un paquete con dinero para repartirse y se fueron, dejando a quince familias sin su fuente de ingreso.
Para resistir tomaron la fábrica y comenzaron a constituirse como cooperativa, sin embargo, ahora les están quitando los servicios, pese a que, a base de esfuerzo, festivales y la solidaridad de los vecinos, pudieron pagar las deudas que les había dejado la firma. Hoy no cuentan con teléfono ni gas y están a la expectativa del corte de luz.
“Pasaría a ser un desalojo encubierto, indirecto, en el medio de las fiestas y de cara a la feria judicial que estamos pidiendo desde ya la habilitación para seguir trabajando en enero” explicó Gisela Bustos, abogada de la cooperativa naciente, en diálogo con Contexto.
Para revertir esta situación, y en contra de la medida del Juzgado Comercial N° 22 de Capital Federal de no autorizar la continuidad de la actividad laboral, movilizaron y exigieron a la jueza Margarita Braga, encargada de la quiebra, seguir trabajando así, como también que se les garanticen los servicios, pero la respuesta no fue favorable. “Ahora que está todo al día nos encontramos con que el síndico mandó una orden a que corten todos los servicios. Nosotros lo tomamos como un desalojo porque estamos prácticamente viviendo ahí adentro”, explicó Adrián, delegado de la fábrica.
“Los tiempos judiciales, administrativos y burocráticos no son iguales que los de los trabajadores, y los intereses que están en juego tampoco”, sostuvo Bustos.
“Yo tengo veintidós años de antigüedad. Tenía un nivel de vida seguro. Yo tenía mi plata tal día y vivía a base de lo que trabaja, de lo que yo ganaba; hoy en día no tenemos nada concreto”, explica Adrián, y agrega que, por ejemplo, el año pasado en esta época “estaba pensando que me iba a ir de vacaciones a tal lado; hoy estoy pensando en vivir el día a día”.
Como lo vienen haciendo hace tres meses, los cooperativistas van a pasar los días a la fábrica, incluso en Año Nuevo. “El único futuro es seguir manteniendo nuestro puesto de trabajo. Nosotros estamos ahí por esa razón. Estamos defendiendo nuestro puesto laboral; nosotros queremos seguir trabajando”, dijo el delegado.
Si bien los cooperativistas saben que están en una situación difícil, cuentan con el apoyo del Municipio, de otras recuperadas, de la Universidad de San Martín e incluso del Sindicato de Trabajadores de Industrias de la Alimentación, quienes también acompañaron a la nueva cooperativa al juzgado.
Las recuperadas en tiempos de Macri
Gisela Bustos no es sólo abogada de esta cooperativa, sino que trabaja también con otras empresas recuperadas y explica que la situación que están viviendo es dramática. “La economía se contrajo, y cuando para los grandes es un resfrío para las recuperadas es pulmonía. Se está padeciendo la cuestión económica, pero sobre todo se está padeciendo la cuestión judicial” señala.
“Lo del Bauen es correlato de lo que está pasando en provincia, donde el Poder Ejecutivo también está vetando todas las expropiaciones”, sostuvo la abogada.
“Lo único en que nos apoyamos es en la fuerza que nos da la unidad y la pelea en conjunto. Así que todos estos años de experiencia que tenemos sembrada se ponen ahora en práctica para defendernos juntos en todos los intentos que hay por hacernos desaparecer”, concluyó Bustos.