Por José Welschinger Lascano
La gestión pública de los medios audiovisuales durante los gobiernos kirchneristas, encabezada por el trabajo de Tristán Bauer en la señal estatal Canal Encuentro, se caracterizó por la producción de materiales de alto nivel que alcanzaron renombre nacional e internacional. Quizás por ese motivo, uno de los primeros decretos de necesidad y urgencia promulgados por Mauricio Macri consistió en despojarlo prematuramente de su cargo como director de Radio y Televisión Argentina. A pocos meses de la transición política que significó un giro de 180° en el rumbo del país, Tristán Bauer comentó a Contexto cuál fue el alcance de los logros obtenidos durante los doce años, en los que trabajó para la construcción y el crecimiento de la soberanía argentina.
“Este proyecto neoliberal que está de regreso en América Latina hubiera querido ir por los indultos y el punto final al momento mismo de asumir, como hicieron con la Ley de Medios a pedido de Clarín”, comenzó Bauer, sin ocultar la tristeza que le producen las acciones del nuevo Gobierno. A pesar de ello, y resumiendo en una frase la importancia que tuvo la labor de los medios públicos, sostuvo: “No pudieron, porque la construcción de empoderamiento cultural y simbólico que se hizo en estos años no se lo permitió. Ellos hubieran querido vender los canales del Estado al instante, utilizando la excusa del gasto, pero tuvieron que resignarse”.
El ex director de Radio y Televisión Argentina relató cómo la gestión del nuevo Gobierno golpeó el ánimo de quienes venían trabajando para mejorar la calidad de los medios públicos, enfrentándose contra los intereses económicos concentrados. En ese sentido, Bauer evocó un diálogo que sostuvo junto a sus amigos Edgardo Esteban y Luis Bruschtein, el subdirector del diario Página/12. “A Luis le tocó vivir una de esas historias terribles de las que existen entre nuestras familias, perdiendo a muchos familiares y seres queridos. Estábamos mirando el mar, y entonces Luis, que estaba muy triste, nos preguntó qué sentido había tenido todo nuestro trabajo. Este diálogo ocurría a pocos días de la llegada al Gobierno de Mauricio Macri, y nos preguntábamos para qué habíamos estado trabajando tanto, esforzándonos tanto para construir una nueva televisión del país; además de todo lo que hizo el enorme grupo de personas que trabajó para producir tantos contenidos”.
“¿Qué sentido tuvo tanto esfuerzo?”, se interrogó Bauer, y contestó: “Yo creo que tuvo todo el sentido, porque lo que hicimos quedó hecho. Forma parte de las olas de la historia, con sus tiempos largos y el tremendo desgaste que implica querer cambiar las cosas. Como nosotros lo veíamos, estos cambios en los que trabajábamos iban al frente de la conciencia de los argentinos, no desvinculados como una patrulla perdida, sino al frente y empujando, tensionando”. Con ese peso todavía encima, Tristán Bauer compartió qué es lo que le dejó su experiencia al frente de la dirección de las señales del Estado. “Este brutal sistema judicial y mediático al que nos enfrentamos, esta certeza de que aún somos un país subdesarrollado con problemas que persisten, con respuestas que no aparecen y calles que siguen siendo de barro; trabajamos a pesar de todo eso; y luego vinieron los globos de colores y las promesas de felicidad individual. Pero, a pesar de esa realidad, hemos avanzado muchísimo”.
Pese al dolor de ver cómo la nueva gestión abandona el camino que le demandó tanto esfuerzo abrir, las perspectivas de Bauer hacia el futuro son de naturaleza optimista: “Me parece que en los próximos gobiernos vamos a ser mejores, porque el gobierno de Perón fue mejor que el de Yrigoyen, el de Cámpora fue muy bueno y el de Alfonsín lo superó en varios aspectos; el gobierno de Néstor fue bueno, pero el de Cristina fue mucho mejor. Y los que van a venir ahora, los jóvenes que van a construir los próximos gobiernos dentro de un escenario mundial muy complejo, también van a ser mejores”. Para el ex director de RTA, el sentido del trabajo de su gestión se encuentra justamente en la conciencia que ayudó a generar en los argentinos. “Cuando te corren el velo de la estupidez y te permiten estudiar, ya no pueden someterte, y entonces descubrís que tenés la responsabilidad de seguir avanzando para hacer girar al menos un paso la rueda de la historia”.
“Claro que a veces parece demasiado complicado”, concedió Bauer, y recordó: “En los primeros años de Canal Encuentro, creíamos que era imposible alcanzar nuestros objetivos; teníamos que luchar contra nosotros mismos y contra la adversidad, contra la burocracia y contra el reloj”.
En lo relacionado a los medios de comunicación, para Tristán Bauer hay una Argentina antes y otra después de la creación de Canal Encuentro. “No fue una utopía, fueron cosas reales que hoy las podemos ver y analizar. Y si alguien quisiera adormecer a la población, como ahora se está intentando, vendrán las nuevas generaciones a poner ese trabajo más arriba de lo que estuvo en su propia época”.
Ante la misma pregunta, el corresponsal de TeleSUR en Argentina, Edgardo Esteban, tendió una comparación con los sentimientos que le produjo su regreso al país luego de la Guerra de Malvinas en 1982. El periodista recordó: “Volví de Malvinas con dieciocho años, habiendo conocido el peso de la muerte. Es una edad de la inmortalidad, porque nadie está pensando en morirse cuando tiene dieciocho; y nosotros ŕegresábamos hacia una sociedad que no se hacía cargo de la derrota, que en su gran mayoría la negaba y no podía hablar del tema. Los ex combatientes éramos como muertos, estábamos olvidados y escondidos, nos sentíamos marginados y muy lejanos a la gente; por eso tuvimos más muertes por suicidio luego de Malvinas que caídos en los combates”. Mencionando su retorno al continente como prisionero de guerra en el buque inglés Canberra, Edgardo Esteban prosiguió: “El barco en el que regresé era un barco fantasma, un barco que según la prensa se había hundido y ya no existía. Lo había dicho Clarín. Siempre rescato eso, porque al regresar con tanta angustia solté mis planes de estudiar agrimensura, y eso fue lo que me arengó a dedicarme al periodismo, en 1983”.
Según comentó el ex combatiente, esa vocación significó el nacimiento de una segunda oportunidad que le permitió exorcizar Malvinas con la escritura de Iluminados por el fuego en 1993, abriendo la discusión y mostrando el otro lado de esa guerra. “Lo hice para enfrentarme al relato de los rambos, los superhéroes, que es el que ahora van a intentar volver a instalar”, y agregó: “Ellos quieren que se vea a un soldado, y no a un grupo de jóvenes que carga con todas las problemáticas de la guerra, que terminan por quitarse la vida; ellos quieren venderte una cajita feliz”. Explicando de esta manera cómo la comunicación puede mejorar la vida de las personas, especialmente cuando se trata de sociedades que vivieron episodios traumáticos, el periodista comentó: “Por eso el periodismo fue para mí un refugio, y luego de conocer a Tristán hicimos la película. Hoy, cuando veo a los jóvenes, siento que son muchos los que también conocieron el peso de la muerte, la angustia cerrándoles el pecho. Y lo que más rescato de esto es cómo hacemos para reinventarnos y seguir viviendo, cómo salimos adelante. Para mí, el sentido de lo que hicimos siempre estuvo en generar esa segunda oportunidad, encontrar nuevas maneras de avanzar con fuerza para construir y transformar nuestra Argentina”. Esteban coincidió en la línea de optimismo con la que Bauer observa el futuro: “Sabemos que los jóvenes van a mejorar lo que nosotros pudimos hacer, solucionar las imperfecciones de los últimos doce años, para enfrentarse contra ese monstruo que existe y que podemos ver, por ejemplo, cuando le entregan a Héctor Magneto un premio en Washington a la libertad de prensa”.
Así, el periodista y ex combatiente de Malvinas concluyó la presentación resaltando la necesidad de persistir en la capacitación y el trabajo de la comunicación pública, entendiéndola como un aspecto fundamental de la lucha contrahegemónica: “Nosotros, que transitamos esa tormenta oscura militando, nos acostumbramos a la lucha, y por eso conocemos el terreno. Eso no es menor, porque nos sirve para animar y alimentar a los que siguen, para reconquistar nuestro destino y trabajar, desde cada lugar, sea grande o pequeño, con ese objetivo. Por eso también entendemos la importancia de estudiar, para utilizar las herramientas tecnológicas del poder en contra de ese poder, compitiendo en su propio terreno”.