Donald Trump cumplió su primer año al frente del gobierno de Estados Unidos. El balance de la primera etapa del excéntrico millonario como presidente del país más poderoso del mundo deja más críticas que aplausos. A las deficiencias internas y el incumplimiento de las promesas al pueblo norteamericano, se suma una política exterior que sólo empeoró el triste legado del demócrata Barack Obama.
Trump no sólo mantuvo la agresión desatada por Obama contra Venezuela (mediante un decreto, el expresidente había declarado al país caribeño como “una amenaza extraordinaria e inusual para la seguridad de Estados Unidos”), sino que aumentó las sanciones y la presión a través de sus alfiles en la región, y aseguró que no descartaba una intervención militar contra ese país.
La alianza de Trump con los sectores más reaccionarios del Partido Republicano, especialmente con el ultraderechista Marco Rubio, hizo que la relación con Cuba retrocediera hasta alcanzar el tono de los años de la Guerra Fría.
Con un discurso a destiempo, el mandatario norteamericano dio marcha atrás con los tibios avances generados por Obama entre Washington y La Habana.
La fuerte alianza con Israel lo llevó a desaciertos terribles. El más grave de ellos: anunciar que trasladaría la embajada de Estados Unidos en Israel a Jerusalén y reconocería a la Ciudad Santa como capital de ese país. La decisión arbitraria y unilateral del norteamericano fue criticada por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y desató una escala de violencia en la región, que ya lleva innumerable cantidad de muertos y heridos.
El presiente norteamericano también decidió que su país se retire de la UNESCO, acusando al organismo de tener una actitud antiisraelí; y que abandone el Acuerdo Climático de París, en el que todos los países del mundo se comprometen a reducir los elementos causantes del calentamiento global.
En una larga lista, que podría ir desde el muro en la frontera con México, que Trump sostiene que “deben pagar los mexicanos”, hasta la constante agresión al gobierno sirio de Bashar al-Assad (que gracias a la ayuda de Rusia logró derrotar al Estado Islámico), el punto más destacable fue la tensión generada con Corea del Norte, que puso al mundo al borde de una guerra nuclear, tensión que parece haber disminuido, pero que aún no ha desaparecido.
En diálogo con Contexto, el sociólogo y analista internacional Atilio Boron afirmó que, “si tuviera que resumir en una palabra el gobierno de Trump, elegiría entre desastre o maldad. Eso surge de la lectura de infinidad de textos de intelectuales de la izquierda norteamericana que señalan que lo que ha ocurrido en ese país es un retroceso enorme y una consolidación de las peores tendencias que se pusieron en evidencia durante la gestión de Obama”.
“En el análisis sobre Trump no nos podemos olvidar de que Obama es uno de los responsables de la fenomenal transferencia de ingresos desde los sectores asalariados hacia los empresarios, a partir del rescate de los bancos que él pone en marcha en los años 2009 y 2010. Eso generó un agravamiento de la situación que vive hoy Estados Unidos, con un aumento en los índices de desigualdad. Obama fue el presidente que más indocumentados deportó en la historia de Estados Unidos”, recordó Boron.
Luego agregó que “todo ello se ve agravado por este personaje excéntrico, extravagante, sexista, homófobo, racista, que es Donald Trump, y que, sin embargo, sigue contando con un apoyo muy significativo de la población. No hay que minimizar para nada la importancia social y electoral de Trump”.
Boron señaló que “Trump representa de manera grotesca y desfigurada el sueño americano: ‘el millonario’, ‘el hombre que triunfó’, ‘el que aprovechó las ventajas del sistema’. Hay mucha gente que está con él. El Partido Republicano lentamente se ha ido alineando detrás de él. Los demócratas son un flan que no tiene consistencia. Estamos hablando de un país donde la mitad de los miembros del Congreso son millonarios. Para darse cuenta de la alienación que significa la política norteamericana, hay que ver esos números. En todo Estados Unidos la proporción de personas que tienen fortunas de más de un millón de dólares representa sólo el 1,5% de la sociedad, mientras que en el Congreso es del 50%. Eso nos ayuda a entender que Trump puede arreglarse perfectamente con sus amigos millonarios del Congreso, personas que no representan absolutamente a nadie”.
El analista remarcó que, “en el plano internacional, el retroceso se ve claramente en la belicosidad extrema que ha desplegado contra Venezuela, con lo que ha hecho contra Cuba con el invento del ‘ataque sónico’. Ha puesto al mundo al borde de una guerra nuclear con Corea del Norte. Los últimos documentos oficiales hablan de Rusia como ‘él enemigo’, y cuando se caracteriza a un país de esa forma, de ahí a la guerra hay un solo paso”.
“En Medio Oriente se alió con lo peor de esa región, con el régimen saudita e Israel. Tomó la decisión de trasladar la embajada de Estados Unidos a Jerusalén, lo que pone en entredicho toda la historia del conflicto árabe-israelí, desde 1948 hasta hoy”, aseguró.
Por último, Boron sostuvo que “Trump ha sido una pesadilla, pero no podemos esperar nada mucho mejor de la política norteamericana. Trump es muy malo, pero Obama no fue mucho mejor”.