Search
Close this search box.
Search
Close this search box.

Trump y la nueva era del imperialismo

Con un discurso mesiánico cargado de promesas de expansionismo, una visión supremacista y amenazas xenófobas contra los migrantes, comenzó el nuevo gobierno del magnate republicano.
Trump

Por Héctor Bernardo

El lunes 20 de enero de 2025 asumió su segundo mandato como presidente de Estados Unidos, el magnate republicano Donald Trump. Su discurso de toma de posesión tuvo una retórica mesiánica basada en la idea del “Destino manifiesto”, promesas imperialistas de expansionismo territorial, amenazas de deportaciones masivas a inmigrantes indocumentados y ataques a México, Panamá y Cuba

Con carácter mesiánico, Trump sostuvo: “hace solo unos meses, en un hermoso campo de Pensilvania, la bala de un asesino me atravesó la oreja, pero sentí entonces y creo, aún más ahora, que mi vida fue salvada por una razón. Dios me salvó para hacer a Estados Unidos grande de nuevo”.

El flamante mandatario prometió una “era dorada” para los estadounidenses y, sin decirlo literalmente, una “era oscura” para el resto de los pueblos del mundo.

La guerra contra América Latina

Ya durante la campaña Trump había lanzado amenazas contra México, Cuba, Panamá y Venezuela. En su discurso de asunción, y en las primeras horas de su gobierno, profundizó varias de esas amenazas y comenzó a cumplir algunas.  

“Hoy, firmaré una serie de órdenes ejecutivas históricas”, aseguró el magnate y horas más tarde se supo que entre ellas se encontraba la que revocaba la decisión tomada por su antecesor, Joe Biden, en la que el demócrata había sacado a Cuba de la lista (confeccionada arbitrariamente por Estados Unidos) de países “promotores del terrorismo”.

También entre esas órdenes ejecutivas se encontraba la de declarar una emergencia nacional en la frontera con México y la militarización de esa zona. “Se detendrá inmediatamente toda entrada ilegal, y comenzaremos el proceso de devolver a millones y millones de extranjeros criminales a los lugares de donde vinieron. Restableceremos mi política de ‘quédate en México’. Pondré fin a la práctica de captura y liberación, y enviaré tropas a la frontera sur para repeler la desastrosa invasión de nuestro país”.

Más adelante agregó que “como Comandante en Jefe, no tengo mayor responsabilidad que defender a nuestro país de amenazas e invasiones, y eso es exactamente lo que voy a hacer. Lo haremos a un nivel que nadie ha visto antes”.

Destino manifiesto

El 2 de diciembre de 1822, el presidente James Monroe dio un discurso en el Congreso en el que delineaba la nueva política exterior de Estados Unidos. Esos lineamientos se conocen como “La Doctrina Monroe” y la frase que sintetiza esa doctrina es “América para los americanos”. Si bien, parecía que con esa idea se buscaba poner un freno al imperialismo europeo, lo que realmente significaba era que todo el continente quedaba bajo el control del imperio naciente en el norte de esa región (solo basta recordar que los estadounidenses se refieren a ellos mismos “americanos” sin incluir a ningún otro país del continente). 

Años más tarde, la  “Doctrina Monroe” se complementó con la “Doctrina del destino manifiesto” que surgió a mediados de la década de 1840 y que afirma que Dios predestinó a Estados Unidos para expandirse territorialmente. Esa lógica se utilizó para justificar la llamada “Conquista del oeste” y para anexar por la fuerza territorios que pertenecían a México (California, Nevada, Nuevo México, Texas, etc.). 

En su discurso, el presidente Trump sostuvo: “América reclamará su legítimo lugar como la nación más grande, más poderosa y más respetada de la Tierra, inspirando el asombro y la admiración del mundo entero. Dentro de poco, cambiaremos el nombre del golfo de México por el de ‘golfo de América’, y devolveremos el nombre de un gran presidente, William McKinley, al Monte McKinley, donde debe estar y donde pertenece”.

Luego volvió con sus amenazas hacia Panamá cuando afirmó que “el Presidente McKinley hizo a nuestro país muy rico a través de los aranceles y a través del talento. Era un hombre de negocios y le dio a Teddy Roosevelt el dinero para muchas de las grandes cosas que hizo, incluyendo el Canal de Panamá, que ha sido tontamente dado al país de Panamá después de que Estados Unidos… Estados Unidos, quiero decir, piensen que en esto gastaron más dinero que nunca antes en un proyecto y perdieron 38.000 vidas en la construcción del Canal de Panamá. Se nos ha tratado muy mal con este tonto regalo que nunca debió hacerse, y se ha roto la promesa que Panamá nos hizo. El propósito de nuestro trato y el espíritu de nuestro tratado han sido totalmente violados. A los barcos estadounidenses se les está cobrando gravemente de más y no se les está tratando justamente de ninguna manera, forma o manera, y eso incluye a la Marina de Estados Unidos. Y sobre todo, China está operando el Canal de Panamá. Y nosotros no se lo dimos a China. Se lo dimos a Panamá y vamos a recuperarlo”.

Cabe recordar que en 1977 se firmó el tratado Torrijos-Carter (entre el líder panameño Omar Torrijos y el mandatario norteamericano Jimmy Carter). Con aquella firma Estados Unidos se comprometió a devolver el control del Canal y sus zonas adyacentes al Estado panameño en 1999 (año en que el traspaso se hizo efectivo). El tratado fue uno de los hitos de una larga lucha del pueblo panameño por su soberanía.

Expansionismo sin límites

Promediando el final de su alocución, reforzando el carácter supremacista de su visión,  Trump sostuvo que “mi mensaje de hoy a los estadounidenses es que ha llegado el momento de que volvamos a actuar con el valor, el vigor y la vitalidad de la mayor civilización de la historia. Así, al liberar a nuestra nación, la conduciremos a nuevas cotas de victoria y éxito (…). Estados Unidos volverá a considerarse una nación en crecimiento, que aumenta su riqueza, expande su territorio, construye sus ciudades, eleva sus expectativas y lleva su bandera a nuevos y hermosos horizontes, y perseguiremos nuestro destino manifiesto hacia las estrellas, viendo a los astronautas estadounidenses plantar las barras y estrellas en el planeta Marte”.

La expansión hacia el planeta Marte no genera gran preocupación, pero sí sus amenazas a los países de la región que históricamente ha sido considerada por el poder estadounidense como “su patio trasero”.

En una carta que podría haber sido escrita tras el discurso de asunción del presidente Trump, pero que fue redactada el 5 de agosto de 1929, el libertador Simón Bolívar aseguró que “los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia a plagar la América de miserias en nombre de la libertad”. Una visión profética que hoy parece más vigente que nunca.