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Un crimen que sigue dando dividendos

Por Daniel Cecchini

Una vez más, esta semana, la Asociación de Revistas Culturales Independientes de Argentina (AReCIA) puso en blanco sobre negro lo que la gran mayoría de los editores de medios gráficos del país prefiere callar, ya sea por complicidad o por miedo. Ante un requerimiento de la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos –que se encuentra en la etapa preparatoria de su informe anual–, denunció nuevamente que en el país sigue sin existir una “legislación que impida la concentración de medios gráficos”, lo cual afecta la existencia y la subsistencia de medios de comunicación libres, independientes y plurales.

La denuncia de AReCIA describe la situación con claridad y señala que la situación “está agravada por dos hechos: al principio de la cadena productiva, la concentración de la fabricación de papel. Al final de la cadena productiva, la concentración de la venta y distribución de diarios y revistas”.

La concentración de medios impresos “está agravada por dos hechos: al principio de la cadena productiva, la concentración de la fabricación de papel. Al final de la cadena productiva, la concentración de la venta y distribución de diarios y revistas”, denuncia AReCIA.

En cuanto al primer punto, se trata, claro, del control de Papel Prensa –única productora de papel de diario del país– por los dos diarios más importantes de la Argentina. Para demostrarlo, AReCIA recoge una serie de datos producidos por la Sigen que resultan abrumadores. “Exceptuando a las empresas controlantes de Papel Prensa –Clarín y La Nación–, 168 medios deben pagar un precio de papel un 15% mayor y no pueden recurrir a la importación para abastecerse, dado los controles de importaciones vigentes”, dice la entidad que nuclea a las revistas culturales independientes, y agrega que “la posición monopólica de Papel Prensa le ha permitido aplicar políticas de precio […] Con la devaluación de 2002, el papel pasó de costar 500 a 2.000 pesos la tonelada. Desde entonces, Papel Prensa aumentó sus precios 420%”.

Además, la entidad denuncia que a pesar de estar en vigencia la ley que declara de interés público la fabricación, distribución y comercialización de papel de diario –lo que implica cumplir con cuotas de producción y la fijación de un precio igualitario para los adquirentes–, “los accionistas privados de Papel Prensa no están cumpliendo con los alcances de la ley”.

En el otro extremo de la cadena, son también Clarín y La Nación quienes imponen las condiciones. “Las empresas dominantes impusieron una rebaja del porcentaje de ganancia de los canillitas: abonan un 8% menos que los editores independientes. El Sindicato de Canillitas presentó un amparo y realizó repetidas medidas de fuerza para exigir el pago debido. El Ministerio de Trabajo dictó una conciliación obligatoria, pero las empresas incumplen”, denuncia AReCIA. Por esta razón, el lunes pasado los canillitas fueron a paro.

A casi cuatro décadas de la apropiación del paquete accionario de Papel Prensa, en complicidad con el terrorismo de Estado, Clarín y La Nación siguen imponiendo su voluntad sobre el resto de los medios gráficos de la Argentina. Lo hacen con el poder que obtuvieron cometiendo un crimen de lesa humanidad.


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