Por Roberto Álvarez Mur
“La realidad es que esta es una carrera de trayectoria corta, en la que podés pegarla y llenarte de guita, o llegar a los cincuenta años y terminar tirado en una esquina hecho mierda”. El que habla es el boxeador platense Rogelio “Rocky” Bustos. En diálogo con Contexto, el deportista analizó la realidad de uno de los deportes más populares del país, mientras se discute un proyecto de ley que regule y brinde amparo a los boxeadores profesionales, con vistas a una obra social y aportes jubilatorios. Tanto la Asociación de Defensa de Boxeadores Argentinos (ADEBOAR), como el diputado nacional Andrés Larroque, impulsan la presentación de una normativa para devolver la dignidad a los pugilistas.
“Es muy importante que se pueda desarrollar esta ley, ya que este deporte tiene un peso social muy grande, saca pibes de la calle que sueñan con hacer carrera de esto y poder salir adelante”, explica Rocky Bustos.
“El presente proyecto viene a plasmar un viejo reclamo de quienes se desempeñan en el mundo del boxeo, cuyas circunstancias y características no visibles son muy especiales y poco conocidas por el común de la gente”, destaca un primer proyecto presentado hace un año, que busca el amparo jubilatorio en la práctica del boxeo. En la actualidad, el porvenir de los pugilistas de nivel inicial se ve expuesto a la vulnerabilidad del mercado y las competencias, bajo condiciones de presupuestos paupérrimos y promotores en busca de un lucro personal inmediato.
Por su lado, el diputado nacional Andrés Larroque brindó su apoyo a esta iniciativa desde un comienzo, y tiene en sus manos un proyecto de ley integral, consensuado con las distintas partes para que los púgiles recobren la dignidad perdida.
La ADEBOAR es la entidad civil que viene pujando desde hace años por concretar esta conquista de derechos para los peleadores en ejercicio profesional. El ex campeón Héctor Velazco, titular de la asociación, había remarcado en los inicios del proyecto «el apoyo que nos está dando Andrés Larroque, quien, como diputado y referente de La Cámpora, está dando un acompañamiento total y trabajando en la confección del proyecto de ley». A Velazco, entre otros, lo acompañan Sergio Víctor Palma y Raúl «Pepe» Balbi, ex campeones mundiales de la Asociación Mundial de Boxeo.
“En este mundo hay promotores buenos y malos, como en todos lados. Está muy librado al azar; y existen tipos que se abusan de la falta de conocimiento de pibes con ilusiones y los exprimen por unos mangos por pelea”, expresa Bustos, y agrega: “Esta es una carrera que puede durarte un promedio de diez años, y hoy por hoy tenés que ser vivo y arreglártelas para generar ganancias y vivir. Por eso es tan importante que se pueda llevar adelante esta iniciativa que proteja el destino de los boxeadores”.
Para adquirir la licencia profesional, un boxeador debe pagar un total de 349 pesos mensuales, gasto que debe recortar de los estimativos mil pesos que cobra por asalto. En tanto, los peleadores reclaman la carencia de controles médico-sanitarios, de obra social, de resguardo jurídico ante contratos falaces y una jubilación de retiro.
En su primer artículo, el proyecto de ley presentado en 2014, “Jubilación a boxeadores profesionales”, discutido desde hace años, plantea: “Tendrán derecho a la jubilación ordinaria y demás beneficios previsionales del Sistema Integrado Previsional Argentino, los deportistas de ambos sexos que habiéndose desempeñado en la disciplina del boxeo profesional y que detenten 16 años de obtenida y mantenida la licencia habilitante expedida por la Federación Argentina de Boxeo en los términos de su Reglamento, comunicada a la autoridad de aplicación, y con participación en por lo menos sesenta eventos deportivos de categoría profesional”, y agrega en su segundo apartado: “dicho beneficio incluye la jubilación por invalidez por incapacidad física sobreviviente al desempeño de la mencionada actividad deportiva”.
El proyecto estipula una jubilación ordinaria con dieciséis años de ejercicio de la licencia de boxeador profesional que otorga la Federación Argentina de Box, con participación en un mínimo de sesenta eventos boxísticos.
El texto estipula una jubilación ordinaria con dieciséis años de ejercicio de la licencia de boxeador profesional que otorga la Federación Argentina de Box, con participación en un mínimo de sesenta eventos boxísticos, cuyos “premios u honorarios percibidos por el beneficiario en cada uno de ellos generarán el aporte obligatorio que prevé el proyecto a los efectos de la formación del capital previsional que sostendrá financieramente el beneficio”.
Uno de los aspectos más destacados en los que reposa el proyecto refiere a la impronta social y cultural que representa el boxeo en la Argentina. Muchos de los jóvenes aficionados que a diario se involucran en el aguerrido deporte provienen de los sectores más relegados de la sociedad, y encuentran en el deporte un camino de salida a un entorno social de hostilidad. “Los entrenadores se han convertido en verdaderos formadores de niños y adolescentes en lo físico y psíquico, y fundamentalmente de compostura social. El boxeo, naturalmente, saca jóvenes de la calle para integrarlos a una verdadera educación”, alega el texto.
Mientras el mercado deportivo, entre billetes y contratos, se dedica a exprimir jóvenes deportistas en busca de gloria, los peleadores anónimos de los gimnasios de barrio y los rings subterráneos esperan que una nueva ley les devuelva su dignidad.