Por Germán Burruchaga*
En épocas de lluvias las imágenes se repiten en el barrio Villa Garibaldi-Parque Sicardi. Llueve un poco y hay muchos espejos. Los árboles, el cielo, el paisaje, pero también los carteles de las inmobiliarias, todo se refleja en el agua acumulada en los terrenos, calles y zanjas. Hay mucha, por todos lados. El panorama de la zona es hostil y no dan ganas de habitarlo. Y es por eso que los vecinos decidieron hacer el sábado un «Paraguazo» en la Delegación Municipal de Arana para exigir las obras necesarias.
La Plata es una ciudad modelo, ejemplo de planificación urbana, se suele afirmar en distintos sitios de turismo y urbanismo. Pero remite a la circunvalación o al casco periurbano. Siete kilómetros más allá está Garibaldi/Sicardi y la planificación se centra en los intentos individuales y colectivos de los vecinos por hacer habitable el barrio. De los dos accesos, sólo la Avenida 7 tiene algunos baches tapados. La otra vía, la 137, que une Arana con Los hornos, tiene en los cinco kilómetros tantos pozos como días de gestión tiene Julio Garro. No es metáfora, es literal. Transitar ese camino se tornó peligroso.
Este viernes falleció un trabajador de la zona frutihortícola. El hombre, identificado por la policía como Luis Alberto Carabajal, iba en bicicleta y una camioneta lo atropelló en 608 y 137.
«Recién nos enteramos de otra víctima en 137. No se puede transitar mas…mañana presentes en la delegación a exigir el arreglo y la iluminación urgente!», publicó Vanesa en Facebook.
El sábado amaneció lluvioso y el paraguas fue simbólico y necesario. Algunos se reunieron en distintas esquinas y surgieron caravanas de autos y motos que se sumaron a otros que esperaban en la delegación de Arana.
Un centenar de vecinos exigieron la presencia del delegado municipal Cristian Albamonte, que salió acompañado de su hermano Luciano y Eduardo Chichini, del área de Legal y Técnica del municipio. Luciano Albamonte también integra la larga lista de empleados del lugar.
La reunión al ritmo de la llovizna se fue atormentando; se elevaron los tonos pero nadie perdió la mesura. Es complicado cuando no hay respuestas concretas a pedidos básicos como arreglos de calles para poder salir a trabajar o volver a la casa, dijeron varios. El estado de ánimo no tiene mucho margen. Para que pueda ingresar la ambulancia, reclamó una vecina. O los bomberos, o la Policía, dijeron otras. Y la Policía se hizo presente: tres autos y una camioneta con efectivos vigilaron desde la esquina toda la reunión.
Con los ojos redondos y las cejas en alto, Albamonte fue respondiendo con tono bajo las inquietudes de los vecinos.
«Otra respuesta que necesitamos urgente es qué se tiene pensado hacer desde el Municipio con la calle 137 y con la 7. Porque, ¿sabes qué pasa?, ayer se mató un tipo. El día que agarren a un pibe en la salida de la escuela tenés todo prendido fuego acá», afirmó Juan.
La escena total se resume en pocos pasos. Muchos vecinos que exigen, delegado representante del Estado municipal que pone el cuerpo, y que lo pone porque el reclamo ahora es colectivo, porque de forma individual esos problemas que habían circulado en el barrio y que ahora se escuchan se plasmaron en el cuaderno arrugado y opaco de pedidos a la delegación. Anotan pero es un secreto el criterio que toman para atender los reclamos.
Cuesta relacionar la imagen de ese cuaderno con la estética de la oficina del delegado. No hay cuadros de nadie pero brilla y cuenta con muebles y equipos nuevos. Nadie sabe si los reclamos individuales están en esa computadora.
Ingresaron siete vecinos con la idea de hacer una nota de compromiso de obras. Es extraño, pero la computadora no arranca y Albamonte propone postergar la firma. El ¡No! es rotundo. Entonces saca un cuaderno y escribe algo escueto. Sirve para empezar pero faltan puntos. Se agregan pero falta mucho. Los vecinos lo saben, y algunos sospechan que Albamonte no. O no quiere saberlo.
«Yo le he dicho que recorra el barrio. Ya tuvo el veranito. Bueno, recorré, hablá con los vecinos. Y no, no sale de acá», relata un vecino y empleado municipal de esa delegación.
Si el tiempo lo permite, este lunes 25 de abril arrancarían las obras, y el compromiso es empezar por las calles troncales de la zona que comprende desde calle 1 hasta 23, y desde 640 a 672. En este punto, los vecinos se negaron a decidir ellos cuáles eran las troncales.
«El municipio sabe cuáles son las principales. Lo tienen que saber. Así están generando lío y logran dividirnos», dijo Lorena en plena reunión. Que decidan ellos.
A su vez, se acordó que todos los viernes se entregará un informe de avance de obra a los vecinos. También a poner luminarias y gestionar el arreglo del acceso 137.
«Y si no, nos van a tener acá de nuevo», vaticinó Leandro, otro vecino del barrio.
* Corresponsal Barrio Garibaldi/Sicardi