El 10 de enero de 2019, el gobierno de Estados Unidos, sus alfiles locales y regionales y los medios hegemónicos de comunicación desconocieron la legítima asunción del presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro. El mandatario había sido reelegido para el periodo 2019-2025, con más de seis millones de votos, en las elecciones libres y transparentes celebradas el 20 de mayo de 2018 (fecha que había sido consensuada con la oposición) y controladas por gran cantidad de veedores internacionales.
El 23 de enero de 2019, en un acto celebrado en una plaza pública del centro de Caracas, el diputado Juan Guaidó se autoproclamó “presidente encargado de Venezuela”. Fue un día después de que el vicepresidente norteamericano, Mike Pence, enviara un mensaje por Twitter incitando a un golpe de Estado en Venezuela.
Más de un mes después de la autoproclamación, el “líder” golpista no controla el territorio ni las instituciones, no tiene alcaldes ni gobernadores que le respondan, ni se encuentran bajo su mando las Fuerzas Armadas o de Seguridad.
En el plano internacional, que parece ser su fuerte de la arremetida golpista, Guaidó sólo ha conseguido el reconocimiento de un grupo reducido de países, algunos de los cuales, como España, reconocen que a pesar de ello mantienen relaciones con el gobierno del presidente Nicolás Maduro.
El entramado de Washington contra el legítimo gobierno venezolano sólo cuenta con el relato ficcional de los medios hegemónicos y de sus aliados incondicionales, que representan una minoría tanto en la Organización de Naciones Unidas (ONU) como en la propia Organización de Estados Americanos (OEA).
La trama parece derrumbarse como una casa de naipes y los sectores reaccionarios de Estados Unidos y sus aliados comienzan a desesperarse.
Durante una entrevista televisiva, el ministro de Relaciones Exteriores de España, Josep Borrell, aseguró: “Nosotros reconocemos como presidente interino de Venezuela al señor Guaidó”, pero ante la consulta de la periodista sobre con quién tienen interlocución para solucionar cualquier problema grave que tenga algún ciudadano español que se encuentre en Venezuela, Borrell respondió que “con el gobierno de Maduro”, y con resignación admitió: “La realidad es la realidad”.
“Naturalmente, quien puede resolver el problema, con quien vamos a tratar aspectos prácticos de la vida, es con quien tiene el control del territorio y de la Administración”, explicó Borrell.
El canciller español trató de justificar las acciones de su gobierno al señalar que “los que precipitaron la situación que llevó al señor Guaidó a presentarse como presidente interino, en tanto presidente de la Asamblea, invocando la Constitución Venezolana, no creo que pensaran que cinco semanas después estaríamos como estamos”.
“Sin duda, yo creo que Estados Unidos, en particular, no lo anticipó. No pensaban que se iba a producir una situación como esta y que cinco semanas después el señor Maduro iba a seguir teniendo el control de la Administración”, sostuvo.
Borrell aseguró que “cuando se inició este proceso, y alguien ha estado detrás de este proceso, no se pensó que Maduro iba a mostrar esta resistencia”, remarcó como aclaración: “No me cabe ninguna duda, y supongo que a nadie, que Estados Unidos ha estado propiciando lo que ocurrió desde el día 10 de enero”.