Por Contexto
De prepo, a libro cerrado y con una movilización de diez cuadras repletas de trabajadores rechazando el ajuste, María Eugenia Vidal obtuvo en Diputados la Ley de Emergencia Administrativa y Tecnológica que permite sortear controles de licitación y establece un régimen flexibilizado para la contratación de personal. La norma se aprobó con los votos de Cambiemos y el Frente Renovador, quienes además impidieron el debate: les negaron la palabra a los legisladores del Frente para la Victoria y aprobaron la tercera ley de emergencia en unos pocos segundos.
Los diputados de los tres bloques del FpV anunciaron que pedirán la nulidad de la sesión y aseguraron que el oficialismo y sus aliados massistas dieron por aprobada la ley con menos votos de los necesarios. «Lo que ocurrió fue un grave atentado a la democracia», dijeron en una conferencia de prensa del FpV, FpV-PJ y Peronismo para la Victoria-FpV.
«Esta es la democracia del PRO», gritaba Fernando Navarro. «Esta es la democracia de Cambiemos», gritaba Miguel Funes. El presidente de la Cámara de Diputados, Jorge Sarghini (FR), acababa de dar por terminada la sesión y por convertida en Ley la Emergencia Administrativa –la tercera emergencia desde que asumió Vidal–. Pero los diputados del Movimiento Evita, La Cámpora y el PJ denunciaban a viva voz en el recinto la maniobra antidemocrática que el massista junto al jefe de bloque de Cambiemos, Jorge Silvestre, instrumentaron para acallarlos e imponer una ley sin debate.
Es que la Ley de Vidal fue aprobada sin ser discutida: el Ejecutivo la envió al Senado, donde se aprobó con los votos de macristas y massistas hace veinte días. Y pasó a Diputados, donde no se analizó ni discutió en ninguna instancia. Y llegó al recinto y se aprobó sin que se permitiera siquiera que se expresaran las voces disidentes.
«Habíamos planteado una moción de privilegio puesto que lo sensible de la temática que estábamos por tratar, que además cruza transversalmente a miles de trabajadores del Estado, nos parecía pertinente que estuviera la representación gremial de la clase trabajadora, la cual se estaba manifestando», explicó Funes (FpV) en la conferencia de prensa tras la sesión. Y completó: «Se nos prohibió el uso de la palabra».
Por su parte, Navarro (PV-FpV) detalló que macristas y massistas («los campeones de la calidad institucional, del diálogo», ironizó) rompieron el acuerdo para que cada bloque emita su opinión y amparándose en un artificio del reglamento se votó «prohibiendo el debate».
Y aclaró que los tres bloques van a pedir que esta sesión se realice de vuelta: «No tenemos la certeza de que estuvieran todos los votos necesarios para que la ley haya sido aprobada. Para nosotros sigue siendo un proyecto de ley con media sanción del Senado, que no fue tratada».
Lo mismo subrayó Walter Abarca (FpV-PJ): «Nos cercenaron la palabra, no sabemos qué se votó, ni cuántos son los que votaron. Es un grave atentado a la democracia. Creo que debe ser un hecho inédito en esta legislatura que no se deje hablar a los diputados».
«Esta flexibilización laboral la sacaron a los empujones, sin los votos necesarios. Y lo repudiamos», concluyó.
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Diez cuadras llenas. Mil metros de gente. A lo largo de la avenida 7, más de cincuenta mil trabajadores y trabajadoras –según los cálculos de los gremios–, manifestaron su rechazo al proyecto de ley que, dentro de la Cámara de Diputados, oficialistas y aliados dieron por aprobado en un santiamén.
“Nos juntamos para transitar la historia y para llegar al triunfo”, dijo el titular de ATE de la provincia de Buenos Aires, Oscar de Isasi, tras la masiva marcha por La Plata contra la reforma administrativa que unificó a la casi totalidad de gremios estatales.
La concentración comenzó a media mañana, cuando los distintos sindicatos y organizaciones sociales concentraron en 7 y 38 y marcharon por avenida 7 hacia la Legislatura y luego hacia Casa de Gobierno «para resistir el ajuste de la gobernadora María Eugenia Vidal».
Como el dedo que, hundido en el colchón, junta las bolitas, lo que Mauricio Macri consiguió a nivel nacional Vidal lo logró en la provincia: la masiva marcha de estatales en la capital bonaerense reunió a distintos espacios gremiales de distinto color político, que hasta hace apenas meses no hubieran imaginado una actividad juntos.
La movilización fue convocada por ATE y encabezada por De Isasi. Pero también marcharon SOEME, Judiciales, FUBADEyO, PO, MAS, Astillero, CCC, CTA Autónoma, CTA de los Trabajadores, FULP, CICOP, MAR, Suteba, Udocba, FND, UST, SOEME, Movimiento Evita, Sadop, MAR, SIPOBA, PC, PCR, Parlamentarios Nacionales de los Pueblos Originarios, y la junta interna de BAPRO, entre otros.
“Somos más de 50 mil voluntades las que decimos que el ajuste no va a pasar”, disparó De Isasi en el acto central frente a gobernación. “Asumimos que la unidad es clave para derrotar a quienes quieren darnos un futuro de miseria y desesperanza. Defendemos nuestro salario y el aumento que debe ser para que vivamos dignamente. Por eso reclamamos la reapertura de paritarias, ofertas para educación, judiciales, médicos. Planteamos la defensa de nuestra fuente laboral, y por la lucha que venimos llevando a cabo la gobernadora tuvo que dar marcha atrás con despidos”, completó.
“Hoy nos oponemos a la ley de reforma administrativa porque quieren eliminar los organismos de control para hacer negocios”, agregó.
La marcha había sido acordada hace una semana y se produjo con los estatales de administración y los profesionales de la salud de paro. La masividad expresó el descontento de los trabajadores con las políticas que Cambiemos implementó en la provincia. Por eso también anunciaron una “gran movilización de gremios bonaerenses” para junio.
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El cambio todavía es una promesa. En cinco meses, los logros de Vidal fueron: paritarias de estatales cerradas de forma fraudulenta en un 15% de aumento y el posterior incumplimiento de la orden judicial de reabrir esa negociación salarial; descuento por días de paro y marcha atrás por orden de la Justicia; incumplimiento con la Ley de Boleto Estudiantil, una norma aprobada, promulgada y con presupuesto (votado durante su mandato); Emergencia de infraestructura, de Seguridad y Penitenciaria, y desde ayer Administrativa y Tecnológica, que, además, es de flexibilización laboral en el Estado; llevar de $7 a $12 el monto en comida por alumno en los comedores escolares ante un panorama del 40% de devaluación. Fueron todo eso y además… eso.
La emergencia Administrativa y Tecnológica es el nuevo logro de la gobernadora. La aprobaron los legisladores de Cambiemos y del Frente Renovador (con respaldo del Frente Progresista, el bloque Justicialismo Bonaerense que integran Hugo Oroño y Mario Giacobbe y el unibloque de Peronismo Bonaerense que conforma Mónica López) en obediencia debida, sin discusión.
La explicación que da la mandataria es que la provincia tiene un esquema administrativo “lleno de expedientes”. Pero lo cierto es que la ley habilita al gobierno a contratar servicios y realizar compras esquivando controles. Por eso los gremios denuncian que “abre el Estado provincial al negocio con los privados”. Tampoco dice que modifica la Ley 10.430 (de contratación del Estado) y habilita contratos basura: por prestación de servicio que pueden darse de baja sin justificación, que –según aclara la normativa– no generan ni demuestran relación laboral.
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El blindaje mediático a Vidal también abraza a sus aliados. “Hicimos todos los esfuerzos por abrir el debate, porque esta es la tercera ley de Emergencia que pasa por esta legislatura y ninguna ha sido debatida”, se quejó el diputado del FpV-PJ Marcelo Torres después de la sesión. En el recinto, poco antes de la sanción express, los legisladores de Sergio Massa habían dado los votos para rechazar el proyecto de Torres que declaraba la emergencia laboral en la provincia.
A Jorge Sarghini no le importó contradecir lo que su jefe político nacional había predicado hasta la madrugada anterior. De hecho, se convirtió en la punta de lanza de Cambiemos para aprobar la emergencia administrativa. Como toda explicación, dijo que el FpV quería dilatar la sesión y justificó en una supuesta “falta de garantías” el apuro por terminar la sesión.
La explicación de su ladero de Cambiemos, Jorge Silvestre, fue desopilante: dijo que no era necesario discutir la emergencia porque Vidal había mandado el proyecto junto con el de Modernización del Estado, así podían discutir ese otro.
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Cuando se trataba la emergencia administrativa, un sector de la marcha de trabajadores estatales volvió a la Legislatura, venció las rejas y accedió a la escalinata.
Rompieron dos ventanas y pintaron consignas en la fachada. No había «fuego en la puerta», como llegó a decir el presidente del cuerpo.
Cuando la sesión culminó, todavía cortaban la avenida 7 y las cubiertas de autos viejas ardían con su humo negro sobre las rejas que separan los jardines de la Legislatura de la vereda.