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Vigilia de Memoria, Justicia y Soberanía

guara malvinas 2

La tarde otoñal se convierte rápidamente en noche. La luz de la luna llena tiñe de azul lo que queda del edificio, que es grande como un hotel y tétrico como todas las casas abandonadas. El predio está iluminado por velas, centenares de velas que marcan el recorrido planeado en la intervención del espacio. Una muestra de fotos se extiende desde las rejas de la entrada hasta el fondo, donde están los galpones viejos. En uno de los galpones, las velas del suelo delinean un escenario con un pie de micrófono acomodado en el centro. El predio le perteneció a la Décima Brigada del Ejército, durante los años oscuros de la dictadura. Ahora es un espacio para la memoria, desde que en 2014 la presidenta Cristina Fernández de Kirchner se lo entregó a la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) para que, junto al Centro de Ex Combatientes de Malvinas (CECIM) La Plata crearan y llevaran adelante el “Instituto Malvinas de Políticas Soberanas”. Hace poco más de un mes, el CECIM y la agrupación juvenil Centro Guará Malvinas comenzaron la puesta en valor del terreno, con la intención de abrirlo al público la noche del 1° de abril.

–¿Qué edad tenía tu viejo cuando estuvo en Malvinas?

–Veintiuno –contesta Ignacio Marano–, la edad que tengo yo ahora.

“El nombre Centro Guará lo tomamos del zorrito malvinense –relata Ignacio–, un animal que ahora está extinto porque lo cazaron los colonos, creyendo que podía ser peligroso para el ganado. Queríamos marcar nuestra posición desde el nombre.” Pide disculpas, conversa con un compañero de la agrupación con quien está terminando de ajustar los detalles de la intervención, y prosigue: “Esta jornada que estamos desarrollando la venimos pensando desde hace más de un mes. Nosotros realizamos alguna actividad todos los 1° de abril. ¿Por qué no el 2°? Porque ese día es el acto principal en Plaza Malvinas. Siempre organizamos algo a la noche, para quedarnos hasta la mañana y empezar así el aniversario”.

Su organización es la responsable de varias intervenciones que pueden verse en la ciudad de La Plata. Probablemente la más conocida sea el mural con la silueta de las islas que está pintado en el piso de Plaza Moreno, frente a la Catedral. Lo terminaron justo antes de la inundación de abril de 2013. “Este año, con la toma de este predio, quisimos hacer una intervención cultural; con música, poesía, algunos discursos, y también el descubrimiento de un mural. Acá vamos a trabajar con el centro de investigación, desde el que tenemos planeado impulsar varias políticas soberanas, buscando darle una vuelta de rosca”.

El Centro Guará Malvinas nació como una agrupación de cinco hijos de ex combatientes, pero con el tiempo creció y se integraron personas que se acercaban para sumarse a la causa. “Nos interesa que se acerque toda la gente que quiera sumarse, porque estamos conformando lo que sería la segunda generación de argentinos que sienten esta causa como propia: las Malvinas argentinas, y también latinoamericanas”.

“Hoy somos alrededor de treinta personas, y tenemos varios proyectos: hacemos un programa que sale en la AM de Radio Universidad (Ndr: miércoles a las 20hs por AM1390), en el que hablamos de la cuestión Malvinas, pero donde también le damos entidad a distintos reclamos por la soberanía que existen en Latinoamérica; y al mismo tiempo hacemos actividades en el marco de lo que va a ser el centro de investigación que estamos formando.”

El eco del Himno Nacional resuena en el salón principal del edificio. El acto está comenzando oficialmente: los visitantes, los ex combatientes y sus hijos, entonan la kilométrica versión completa de la canción patria.

“Resta comentar que también estamos comprometidos con los juicios –concluye Ignacio– para esclarecer la verdad acerca de los argentinos que fueron torturados por argentinos: porque los soldados de Malvinas tuvieron dos guerras, recibiendo muchísimo daño por parte de sus superiores. Nuestro sentido común nos impide dejar de buscar justicia.”

La importancia del acto se ve reflejada en la sensibilidad de todas las personas que asisten a la intervención. El predio tiene una ubicación que podría considerarse estratégica: Diagonal 80 y calle 116, en la periferia del cuadrilátero urbano, dentro del barrio Hipódromo de La Plata. El sentimiento compartido es lo que ayuda a sostener el ánimo de esperanza y optimismo entre el público y los miembros de las organizaciones que realizan la intervención. Queda claro que los ex combatientes lo están sintiendo como una redención.

La amplia mayoría de los asistentes son jóvenes. Hay autoridades de la Universidad, profesores, compañeros de militancia y familiares. En otro de los salones, un proyector ilumina las preparaciones del sonido para que empiece a tocar la banda platense Cajale Cazazo. La invitación es también a circular por el espacio, ver las condiciones en las que fue dejado y entender la cantidad de trabajo que será necesario para recuperarlo.

Francisco Marano, hermano de Ignacio, toma la palabra frente a la multitud para agradecer y hablar en nombre de la agrupación. «La causa Malvinas es una causa latinoamericana, es una causa de la democracia», afirma, antes de cerrar con un recuerdo: “Lucía, una nena de seis años, me preguntó hace algunos días qué es soberanía. No le pude responder en el momento, pero me dejó pensando. Hoy le diría que soberanía es ser libres, es tomar las riendas de nuestra historia: soberanía es la libertad de un pueblo, de Latinoamérica».

La conclusión del acto consistió en el descubrimiento de un mural, motivo central de las intervenciones de Guará. El mural es colorido y expresa que las Malvinas, las Islas del Atlántico Sur y la Antártida son patrimonio de la nación argentina, del pueblo latinoamericano y de las próximas generaciones.