Por Ramiro García Morete
“Busquemos el valor en la tristeza/ Hagamos de la angustia una canción/ El tiempo trae consuelo y nuevos carnavales/ Siempre hermano.” Desde el principio estuvo esa energía. Que era mucho más que la electricidad que se dispara desde los amplificadores. Al borde de la pileta, cuatro años atrás, Franco y Alejo se juntaron con dos guitarras criollas. Alejo (o Pulpo) simulaba las líneas de bajo, instrumento que tocó durante diez años en La Vieja Bis. La banda de su barrio, Altos de San Lorenzo, supo ser la entrada al instrumento cuando iba a ver los ensayos y lo pedía prestado para practicar en su casa. Ya integrando la formación conocería a Franco y más de una vez cubriría el puesto de las cuatro cuerdas en Condenados. Por eso no dudó cuando el cantante de voz aguerrida y amena a la vez le propuso armar algo. Pasarían algunos bateristas, avisos pegados en la zona de Bellas Artes y algún recital, hasta que Agustín completara el trío. Porque sí: son un trío. Y sí: power trío. Como indica el nombre, por supuesto. Pero “la simpleza es mucho más efectiva que la complejidad”, dirá Alejo. Y la canción también. Por eso desde el borde de la pileta, pasando por Fuerza hasta el reciente y logrado Karma, el trío siempre depositó el poder en la canción. Con buen ensamble y solidez, el disco se destaca por el sentido melódico y el tono honesto de letras que van desde la confesión sentimental hasta historias en tercera persona. “Somos tres tipos con un mismo propósito, y la verdad que el tiempo nos unió un montón”, comentará Alejo. “El karma es una energía trascendente que se genera a partir de los actos de las personas”, sintetiza Internet. La energía entre los músicos Agustín Lafitte, Franco Consul y Alejo “Pulpo” Saggio se llama Voltage.
“Fue un gran salto a nivel musical –asiente Saggio respecto del trabajo editado a fines de 2018–. También tiene que ver con los años. En Fuerza se nota mucho el comienzo de la banda. Toda la carne al asador y las ganas de tocar. Por eso el nombre del disco también. Karma es un disco ya con la banda más consolidada, con los tres al frente y una propuesta distinta a la hora de las canciones. Tener en cuenta una buena melodía, un buen estribo y por ahí dejar un poco de lado el toque.”
“Tuvimos una preproducción de un año –señala el cantante–. Y hace que se pare la pelota y que los temas tengan un discurso diferente. El otro tiene algo más de vivo y más rústico, que está buenísimo también.” La banda volvió a recurrir a la mano técnica de Facundo Lizondo, pero la producción estuvo a cargo de Matías Sorokin y la ayuda de Damián Starky Celedón, guitarrista y baterista de Guasones, respectivamente, quienes asistían regularmente a los ensayos y maquetas que se grababan en lo de Franco. “El resultado se nota. Estamos re agradecidos y tenemos respuestas de la gente positiva”, celebran.
“En Karma nos abocamos más a las canciones, más a las letras, con una lírica entendible, más pegadiza –agrega Saggio–. Es lo que queríamos generar y lo logramos. Fue un laburo a conciencia de la mano de Franco, que compuso todas las letras.”
Desde “Berisso” o “Ezequiel” (sobre una persona que vive en la calle), la vida cotidiana es sólo un disparador pero nunca un fin, y se despegan de cualquier vínculo con el mal llamado “rock barrial”: “Somos una banda que no se mete en hacer canciones específicas en lo social o en la política o en dar en un punto específico de lo que está pasando. Hemos hecho canciones para alguien especial, historias personales o que han pasado. Pero no tratamos de meternos a hacer ‘una canción para’. Creo que las canciones cuentan vivencias de cada uno, historias que nos han marcado”.
Gastando el último disco de Calamaro, y siempre dándole a play a Arctic Monkeys o Strokes, la banda –que acaba de publicar un video de “Luna nueva”– planea llevar el disco a distintos lugares del país. Por lo pronto, su próximo concierto es el 5 de abril en Guajira (49 e/ 4 y 5) junto a Todo Aparenta Normal.
“Nos aguantamos en las buenas y las malas siempre –concluye Saggio–. Creo que crecimos como personas y que la banda ayudó. La misa de los ensayos, tres veces por semana, sea como sea a la hora que sea, al salir del trabajo. Creo que eso nos mantiene unidos. Es como una familia que se formó.”